✵16✵

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Me mantuve en silencio ante sus acusaciones no tenia más que decir, ella tenía razón y mi conciencia no daba para más mentiras.

—Mari —susurre sin saber que más hacer, quería tocarla, abrazarla, calmarle el llanto pero ella no lo permitiría.

—Basta — negó con la cabeza para después fregar sus ojos limpiando la cantidad de lágrimas e hizo lo mismo con el resto de su rostro —. Llegamos, tenemos que apresurarnos.

No me dio ni tiempo a abrirle la puerta del auto porque ella bajó inmediatamente dejándome en el interior para que le pague la carrera al conductor.

—MARI — grité al ingresar por la puerta que dejó abierta mientras la buscaba por los alrededores. Plagg salió volando de mi camisa y en un dos por tres ya estaba en la cocina.

— ¡Arriba! — la escuché a lo lejos y me dispuse a seguirla —. Estoy en la habitación de mis papás.

Llegué y Tikki se plantó al frente de mi rostro con su cara de pocos amigos, pero la ignoré mirando detrás de ella para ver que en la cama se encontraba un par de carnets y certificados suponiendo que eran los requeridos por el hospital, pero además vi que Marinette sacaba ropa de los cajones.

—¿Estos son los documentos? —pregunté tomando una tarjeta en donde veía la pequeña foto de mi suegro un poco más joven.

—Sí, mamá me envió un mensaje en donde me pedía que también traiga un par de ropas para papá, solo por si acaso se tenga que quedar varios días.

—Entiendo.

Ella siguió concentrada en su tarea dándome la espalda, mientras yo caminaba por toda la habitación encontrándome con un contraste del futuro y el pasado. La primera vez que pisé esta habitación estaba idéntica, hasta que Marinette y yo les pagamos una remodelación en uno de sus aniversarios de bodas.

Pero aún podía recordar ciertas cosas del antiguo cuarto matrimonio de mis suegros, por tal motivo deslicé la puerta de closet para sacar una maleta no tan grande para transportar la ropa que Marinette seleccione.

—¿Quién eres?

Me di la vuelta y la mirada anonadada de Marinette me chocó haciéndome sentir como si estuviera haciendo algo malo.

—¿Princesa? — cuestioné confundido —¿Qué... Sucede?

—Sabes donde están las cosas de mis papás.

—No, Mari — apreté mi tabique y negué procurando que no se notase el incremento de mi desesperación —. Solo acabo de husmear, eso no significa que.

—Esa puerta está dañada y tiene un truco para abrirla, solo mis papás y yo sabemos como se abre.

«Bueno y después lo sabré yo» — pensé.

Las palabras se me quedaron atoradas en mi garganta sin saber que decir y sus ojitos bien abiertos me indicaban que desconfiaba plenamente.

—Escucha Chat Noir — refregó su nariz con el puño de su chaqueta —. Lamento decirte que.... Empiezas a darme miedo — suspiró negándose a mirarme a los ojos.

—Mi lady — resoplé sentandome en el borde de la cama de mis suegros —. Hablemos por favor — la invité a sentarse a mi lado, pero ella no sabía si aceptar o no —. Vamos, solo será un par de minutos.

Finalmente ella aceptó después de posiblemente pensarlo un par de veces, caminó sin ganas y se sentó a mi lado. Entonces no supe que decir, no sabía cómo salir de esta situación, me sentía presionado por revelar ciertos temas que podrían mantener a Marinette junto a mi o alejarla y el plan de volver a mi presente se vería comprometido.

✵Por ella Otra vez✵[Marichat / Lukanette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora