Capítulo 14. Gorda o no, eres hermosa

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Rose observaba desde la lejanía a Smoker dando órdenes a los marines o sentado en su hamaca, mientras tomaba un café, leyendo un periódico y fumando. Cómo le gustaría acercarse a él y que le diera esos mimos que tanto echaba de menos. No paraba de mover su cola con mucha felicidad y timidez hacia el hombre. Quería ser como Tashigi, en aproximarse sin ningún problema. Se decía así misma que lo hiciera, se estaba auto-apoyando. Cogió toda la valentía del mundo y caminó en dirección hacia el sujeto. Su olor era tan peculiar y adictiva que su olfato no paraba de moverse mucho. Y en cuestión de segundos, ya estaba a su lado sin darse cuenta.

Smoker, aunque tenía las gafas de sol, miró de reojo a la Kemonomimi. Hacía tiempo que no la veía porque huía ante su presencia o se escondía. Él no pudo evitar esbozar una gran sonrisa al tenerla ante su presencia.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó con sumo cuidado para no asustarla.

No obtuvo respuesta porque la tanuki se arrodilló, con la cola en movimiento y realizando ruidos como sollozos. Era señal de que quería caricias por su parte y él no dudó en hacerlo. Comenzó a acariciar esas orejas animal tan adorables que tenía, escuchando sus leves ronroneos. Rose estaba muy feliz teniéndolo muy cerca. Si pudiera abrazarlo, ya su felicidad estaría en las nubes. A la lejanía escuchaba a los marines entrenando a muerte y él aquí relajado como si nada. Eso demostraba que era muy fuerte, un verdadero macho alfa que no tenía necesidad de entrenar. Estaba tan maravillada que ni se percató de la presencia de otro barco marine.

Smoker se levantó de golpe porque era su deber de saber quién era. Rose giró la cabeza para seguir su caminata y quería averiguar lo que pasaba. Asomó la cabeza un poco para ver quién venía. Su nariz no paraba de moverse porque había un olor bastante fémina y atractiva. Tenía un mal presentimiento de todo esto. Una mujer muy guapa de cabellos color rosa se subió al barco y con un cigarro en la boca. Esto a Rose no le gustó para nada. Al verla, todos los hombres empezaron a babear como locos y, si sus instintos no le engañaban, también el peliblanco. ¿Qué relación tenían?

—Tú por estas aguas, Smoker —habló la joven, elevando un poco sus gafas de sol—. Hina curiosa.

—Y tú pareces seguir mis pasos. —Él estiró el brazo a modo saludo—. ¿Alguna novedad en estos mares?

—Ninguna. Está demasiado tranquilo.

Pensamientos malos resurgían en la cabeza de Rose. Sus ojos verdes esmeraldas miraban al hombre que parecía cómodo hablando con esa mujer. Hina se percató de su presencia que frunció el ceño. La Kemonomimi, a modo de reacción, intentaba esconderse detrás de la mesa.

—¿Desde cuándo te convertiste de niñero?

—Desde hace unos meses, casi un año —dice, muy tranquilo. Caminó en dirección a Rose para acariciar sus cabellos suavemente—. Su nombre es Rose.

—Una Kemonomimi. —Hina no daba crédito lo que estaba viendo—. No la habrás comprado, ¿verdad?

—¿Te crees que soy como esos tipos? Que poco me conoces.

—Yo sé que nunca harías eso.

Rose miraba a los dos con mucha curiosidad. Quería saber qué pasaba en ese ambiente y, para ello, se alejó de ahí. En una esquina se quedó, observando a esos dos hablando. Smoker no se comportaba así con ella. No le hablaba todos los días, solo de vez en cuando. De repente escuchó conversaciones de los marines diciendo que esos dos tenían una relación más allá de la amistad. Espera, ¿qué? ¿Él y es mujer estaban…? Al girar su cabeza para volver a verlos, sus ojos se encontraron una imagen que le provocó un mal pesar en su corazón. Hina muy cerca de él y parecía que se estaban besando.

Kemonomimi (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora