Capítulo 3. Dulzura en las Kemonomimis

1.5K 132 39
                                    

Casi tres meses llevaban las pequeñas conviviendo con esos hombres. Algunas las consideraban como un padre y otras no tanto, solo lo veían como un hermano mayor. En Mary Geoise nuestras dos Kemonomimis jugaban en el gran patio, teniendo cuidado en no ser avistada por ningún Tenryūbito. ¿Y qué pasó con Tais? Desde aquel accidente, a la pequeña ratona la tuvieron que llevar al médico para que revisaran su estado. La peor parte era que la niña no veía nada; es decir, borroso. Eso daba indicaciones de que se tropezó debido a eso. También había que destacar que el médico la chequeó y tuvo que ponerle unos brackets porque sus dientes estaban un poco destrozados ante esa caída.

Spandam se sintió culpable por ese acontecimiento y ahora estaba siendo más precavido y cuidadoso con ella. Pero no demasiado, ya que tenía misiones que cumplir y no debía perder el tiempo en vigilarla y que no cometa alguna estupidez. Durante su ausencia, era Golzy quien se encargaba de protegerla ya que prácticamente eran primas hermanas. Un dato importante: como han pasado casi tres meses, ahora aparentaban a una niña de diez o doce años. Habían crecido un poco, incluso sabían comunicarse, pero en tercera persona. Todavía siguen haciendo trastadas, al fin y al cabo, todavía son unas crías que estaban aprendiendo de algo nuevo.

Como las dos estaban aburridas, aprovecharon para juguetear fuera del edificio teniendo mucho cuidado por dónde van. Lucci les avisó del peligro que era ir por la zona de los Dragones Celestiales porque, si averiguan que aquí había Kemonomimis, no dudarían en tenerlo en sus propias manos y convertirlas en sus esclavas. Pero gracias a las orejas de murciélago de Golzy podía detectar peligro en cualquier momento, al igual que el olfato de Tais. Ellas ya los habían visto desde lejos; el pequeño murciélago no le agradaba la presencia de esas personas porque se creían importantes y más aún como trataban a las personas. Le daban ganas de morderlos para que presenciaran lo peligrosa que era.

Y se detuvo provocando que Tais chocara con ella y se cayera de espaldas. Se quejó, le estaba doliendo la espalda; fue callada por Golzy porque había escuchado algo a la lejanía. Ambas se asomaron para averiguar lo que pasaba y vieron como un Dragón Celestial golpeaba sin descanso a un esclavo que ha desobedecido sus órdenes. La pequeña ratona chilló con miedo que se escondió detrás su amiga, por miedo. ¿Por qué Lucci y los otros trabajaban para ellos? No entendía Golzy. Lo único que sabía era que tenían que marcharse cuanto antes. Tomó la muñeca de Tais y corrieron a toda velocidad. No quería que las capturaran e hicieran lo que quieran con ellas. Estarían a salvo junto con sus supuestos dueños. Ya faltaba poco para entrar en el gran edificio y no dejar rastro alguno.

La pequeña Tais cayó al suelo agotada, apoyando la mano en su pecho sintiendo su corazón palpitar con fuerza, casi se quedaba sin aliento. Y Golzy estaba igual, pero se aliviaba de que todo haya salido bien. Sus orejas se movieron cuando escuchó pasos aproximarse hacia ellas. Gracias a su olfato lo reconoció y miró con malicia hacia Spandam quien las miraba curioso.

—¿Alguien os dio permiso para salir a jugar? —preguntó muy molesto.

—Spandam no enfadar con Tais —habló la pequeña ratona, acercándose a él para abrazar a su pierna y mirar con carita de pena—. Tais aburrida.

—Pues está el patio para que os pongáis a jugar.

—¡Patio aburrido! —gruñó Golzy mostrando sus colmillos.

—¡¿Queréis que os capturen los Dragones Celestiales?! —alzó más la voz. Tais se encogió de su sitio, temblando. Realmente no les gustaría que ocurriese eso. Ante la sorpresa de la niña, él la tomó en brazos mirando mal a Golzy—. Además, ¿le has pedido permiso al jefe para que salierais? —Ella no respondió, solo se calló con la cabeza agachada—. Me lo imaginaba. Eres una irrespetuosa y una rebelde, Golzy. Por ello, el jefe te espera en su habitación.

Kemonomimi (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora