Capítulo 16. Encuentro infortuito

849 79 22
                                    

La noche era joven y Bibianne lo sabía de sobra. Estaba fuera del edificio esperando a que Crocodile terminase con un negocio con cierta persona que ella desconocía. Y Bones no estaba ahí para acompañarla. Se estaba aburriendo mucho. No paraba de bostezar. Quería irse a una habitación para poder dormir tranquilamente, pero no podía marcharse sin él, sin su cuidador. También era su amante. Se sonrojó con pensarlo. Sus dedos peinaban con mucha sutileza sus cabellos, mientras miraba al fondo a la gente pasear por el pueblo. Parejas cogidas de la mano y con una sonrisa en sus rostros, mostrando felicidad absoluta.

Ojalá pudiera hacerlo con Crocodile. Pero ellos no eran una pareja del todo porque nunca le había dicho “te quiero”. Infló nos mofletes mirando con envidia a ese gente, mientras movía un poco su cola de oveja. Estaba tardando un poco el hombre. ¿Qué estará haciendo? Tenía mucha curiosidad por lo que buscó de alguna manera entrar y espiar. No era correcto, pero se estaba aburriendo. La Kemonomimi paseó alrededor del edificio buscando algún punto de entrada. Y lo encontró. Una ventana entreabierta. Asomó la cabeza un poco para ver si había alguien antes de entrar. No quería llamar la atención. Sus manos apoyaron en el marco de la ventana y poco a poco lo va abriendo.

No se esforzó a la hora de entrar. Sí realizaba menor ruido posible, seguramente que la echarán del lugar porque era una reunión privada. Su nariz era su mejor herramienta. El olor de Crocodile era distinguible. Caminó a cuatro patas a modo de sigilo, atenta a los ruidos de su alrededor. Sus orejas de oveja no paraban de moverse. Era una pequeña presa alerta de sus depredadores. Se escondió debajo de una mesa porque alguien sumamente desconocido se acercaba hacia donde estaba ella. Menos mal que tenía un tamaño adecuado para caber ahí. Levantó un poco la tela para ver mejor y no las sombras.

Vía libre. Volvió a caminar en sigilo en dirección a las escaleras. Crocodile estaba en el primer piso, o eso le indicaba su hocico. Tenía que estar atenta a los ruidos de la madera o un pequeño temblor en las pisadas de las personas. Todos estaban ahí por algo.

—¿Por qué tanto interés? —preguntó una voz desconocida.

—Eso a ti no te incumbe. Sé que ese hombre está por ahí tramando algo —habló Crocodile.

—Oh, Croco-chan, te conozco demasiado. Escapar de Impel Down y ayudar a ese mocoso no es propio de ti.

—No lo hice por él.

Bibianne ya estaba cerca de la puerta y la iba abriendo poco a poco, temiendo a que no hiciera ruido. Su ojo derecho visualizó una figura bastante grande en comparación a Crocodile. Era un hombre pelirrubio un poco joven, gafas de sol un tanto peculiares y un abrigo de plumas rosas que llamaba la atención. Con él le acompañaba un tipo que le caían mocos por la nariz y una niña que no paraba de comer arándanos. ¿Quiénes eran? ¿De que conocían a Crocodile? El rey del desierto estaba inquieto. Lo notaba por su aura.

—¿Por qué tanto interés en Douglas Bullet?

—Porque ese hombre tiene algo, pajarraco —respondió. El hombre sonrió torcidamente, inclinando su cuerpo hacia él. Bones estaba muy atento por si hacia una estupidez.

—¿El misterio de One Piece?

—¡Joven amo cualquiera pudiera oírlo! —le reprimió un poco el hombre con mocos.

—Oh, no te preocupes por ello, Trébol. Es muy difícil que alguien escuche esto —bromeó.

—No estoy para bromas, Doflamingo.

—Y yo tampoco estoy para bromas. Yo quisiera saber porque tanto interés en ese tesoro inútil. —Su voz sonaba decepcionante—. Yo creía que el viejo Crocodile no le iban los sueños. ¿O acaso se olvidó del enfrentamiento con Barbablanca?

Kemonomimi (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora