Capítulo 21. La belleza de una dragona

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Una tormenta de lluvia torrencial acechaba por todo el país de Wano. Ningún ciudadano se atrevía a salir de sus chozas. Preferían estar a salvo antes de perder la vida. Menku observaba las gotas caer en la ventana, mientras estaba siendo vestida por las sirvientas de Komurasaki. La joven quería demostrarle que ella era bella y que todos los hombres se fijarán en él, incluyendo ese muchacho que tanto le habló. La pelirroja estaba un poco nerviosa porque desconocía la reacción de Drake. Un kimono color blanco con estampado de flores de cerezo con un obi que combinaba a la perfección con las frutillas. Unos tabis y unas getas para verse más alta. Le colocaron una kanzashi en su pelo para que no lo tuviera suelto.

No la maquillaron mucho. Tan solo un poco de base en sus pómulos y en sus labios. Color carmesí que destacase y la hiciera ver más bella de lo normal. Menku no se lo creía en realidad. Se veía tan distinta. Lo único que sobraba era su cola, sus alas y sus cuernos. Le estaba costando un poco caminar con ellas, pero se acostumbrará. Dentro de poco, Drake la recogerá para marcharse a la gran mansión de Kaido. La lluvia estaba amainando un poco, pero seguramente que volverá con más fuerza que nunca. La pelirroja estaba nerviosa. Komurasaki la animaba a que alzara la cabeza y mostrase esa belleza escondida. Una criatura tan magnífica que no debía ocultarse.

Las sirvientas abrieron las puertas para dejar paso a Drake. El rostro del hombre era serio y sin emoción alguna. Se notaba que no tenía un buen día. Las misiones que le encomendó Kaido fueron complicadas. Y eso que formaba parte de las estrellas. Y encima que la Kemonomimi se había hecho amiga de la mujer más bella del reino de Wano, eso le ponía malhumorado. No en el sentido de que haya encontrado una amiga mujer, sino que la pudiera perjudicar en algo que no le convenía. La crio desde que era pequeña. Era normal que se preocupara mucho. Estuvo a punto de decirle algo a Menku, pero se quedó mudo al verla. Se veía tan diferente. Tan hermosa. Radiante. Majestuosa. Muchas palabras surgían en su cabeza.

Menku quería agachar la cabeza por pura vergüenza. Y no lo hizo. Lo mantuvo firme, pero con un leve rubor en sus pómulos. Drake estaba embobado. Mira que nunca se puso muy tímido con la pelirroja, pero eso estaba cambiando poco a poco. La peli-turquesa rio por lo bajo al ver la cara del muchacho. El plan ha ido muy bien. Ella empujó suavemente a la chica para que fuera con él, antes de que empezara la lluvia torrencial. Ninguno de los dos dijo nada. El silencio reinaba en esa habitación. Drake tosió señal de retirarse cuanto antes. La Kemonimimi le siguió sin rechistar, teniendo mucho cuidado en no tropezarse. Y menos mal que el muchacho trajo consigo una wagasa para protegerse de las gotas de agua caer en el cielo.

Durante el camino no dijeron nada. Drake miraba al otro lado muy avergonzado y Menku hacía lo mismo. Incomodidad se tornaba en ese ambiente. Al menos la chica estaba centrada en olfatear ese olor tan característica de la lluvia. Le agradaba. Pero su atención se concentró en el aroma que desprendía Drake. Era diferente a los anteriores. Olía a un verdadero reptil. Quería preguntarle si se encontraba bien, aunque no era la mejor opción. Se sentía pequeña a su lado. Era normal porque él medía más de dos metros. ¿Fue buena idea vestirse de esa manera tan femenina? Eso mismo se preguntaba Drake. Nunca imaginó ver a Menku en ese estado. No era propio de ella.

No obstante, no negaba que se veía hermosa. Es más, temía que otros hombres se le acercasen a ella con malas intenciones. Sus pasos eran apresurados para llegar a tiempo al castillo. Ningún tropiezo durante todo el camino. Era un milagro. Drake apoyó las manos en las puertas empujando con todas sus fuerzas para entrar. El silencio reinó en toda la sala. Los hombres de Kaido lo miraban con respeto, pero se asombraron al ver a Menku. Algunos babearon con ella, otros le silbaron y los últimos, que estos le sacaron de quicio al peli-naranja, sus comentarios embarazosos. Si estuviera en su posición de marine, los arrestaría sin dudarlo. Agarró la muñeca de Menku tirando de ella con suavidad para agilizar los pasos y llegar hasta su habitación sin más distracciones.

Kemonomimi (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora