¡Capitulo: 3!

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Muchos no supieron que decir, otros simplemente expresaron su sorpresa con llanto desconsolados. Ray quedo perplejo de verla nuevamente cuando aseguraba que ella murió en varias ocasiones cuando los niños aseguraban, que ella aún se mantenía con vida. Ella extendió sus brazos, esperando respuesta de un gran abrazo familiar, la mayoría de los menores no tardaron en aceptar el ofrecimiento, abalanzándose encima de ella y tumbándolos a todos en masa al suelo.

Ella suelta un chillido de dolor, Y no por la caída...

¡¡Emma!! —Gritaron en coros de sincronizados los niños. —¡¡Te extrañamos muchísimo!!

—¡No saben cuánto anhele este día! —Admite sollozando la mujer mientras apretaba a los que podía a los niños. —¡Miren como crecieron todos! —Contempla orgullosa a cada uno.

—¿E-Emma? —Pronuncia su nombre de forma aturdida, Norman.

Ella se incorpora risueña de tanta alegría acumulada en un segundo. Indignada, se lleva su mano al pecho dramáticamente. — Me sorprende que se olvidaran de mí... — Los niños negaron frenéticamente ante eso. — ¡Eso espero! —Advirtió burlona. Enseguida su mirada se conecta con Ray quien aún no reaccionaba, él nunca aparto la mirada en ella. — Hola, cariño... —Saludo nerviosa mientras pasaba sus dedos por melena.

Finalmente reacciono al igual que su respiración. ¡Esto es real! No es ninguna fantasía donde finalmente Emma regresaría a casa junto con él. No soporto perder a su: Confidente, Mejor amiga, Compañera de batalla y Primer amor... A pesar de su corta edad, son lo suficiente inteligente para diferenciar cariño con amor, Y el tiempo que pasaron, fue más que suficiente para desarrollarlo. Simplemente se complementaban el uno al otro en todos los sentidos.

No necesitaban palabras para saber que pensaba el contrario. Y a pesar que el sentimiento es mutuo, eso no impidió en su trabajo, tampoco le dieron mucho enfoque a eso. Tenían prioridades más importantes que sus florecientes sentimientos. Claro, se preocupan y se cuidaban mutuamente. Pero lo demostraban muy exagero al saber cómo era el otro: Imprudente e impulsivo. Así se describen ellos, pero gracias a eso hubo ocasiones donde eso funciono.

Rompiendo a llorar, Ray se acercó entusiasmado de encontrarla nuevamente en sus brazos en apretado abrazo asfixiante.

—¡¡No me hagas esto otra vez, Emma!! —Implora totalmente roto. Los demás quedaron asombrado de que finalmente Ray mostrara una emoción diferente que no fuera: Enojo o cortante. — ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! —Reprocha entre cortado.

Al estar cerca de ella se percata de esa bufanda, ¡Es suya! No recordaba en qué momento se lo arrebato de encima, tampoco le dio importancia al estar devastado por su perdida. Al separarse unos sentimientos de distancia, acaricio levemente el rostro sucio, ensangrentado y pegajoso de Emma.

—¿Qué te paso...? —Murmura confundido por este estado. — ¿Ahora qué hiciste, tonta? —Frunce el ceño en reproche.

Risueña, sonríe. Extrañaba los reclamos y regaños de Ray por más masoquista que sonara. Incluso para irse a dormir, no faltaba el regaño de buenas noches producto del insomnio o pesadillas de ambos. Hasta que se acabaron cuando empezaron a compartir la misma cama, causando que las pesadillas y el insomnio se terminaran, intercambiándolo con gratificantes sueños.

—Emma... —Llego Norman también queriendo afecto. — No vuelvas a mentirnos otra vez. —Imploro enrollando sus brazos alrededor de Ray y Emma, devolviéndolos ambos.

Emma sabía que no podía prometer al cien por ciento eso. Habrá situaciones donde deberá tomar una decisión muy difícil que la obligaran a mentir. Y después de mucho tiempo, Emma se permitió llorar sin el pensamiento egoísta de que quizás, se había equivocado. Estar tanto tiempo solo en otro mundo le estaba afectando con el tiempo.

No quiso decir nada al respecto Emma, sabía que Norman imploraba eso de corazón y ella no podía mentirle.

—Lo siento... —Susurra Emma.

¡¡Emma, Emma!! —Llama los niños intrigados en hacerles muchas preguntas. — ¿Cuándo llegaste?

¿Qué hiciste en estos años?

—¡¿Comiste, dormiste y no hiciste ninguna estupidez?! —Interroga Gilda muy preocupada.

Varias preguntas variadas llegaron uno tras otro sin control. Eso mareo un poco a Emma, pero no impidió responderlas en orden lo que podía entender al tanto parloteo.

—Hm... —Medita su respuesta. — Llegue ayer en la madrugada. —Rio un poco ante el recuerdo. — Quería hacer un escándalo en mitad de la noche. Pero me dio cosa despertarlos. ¡Aunque no se fueron las ganas de asustarlos de noche! —Admite entre risas. — Luego... me fui a dormir en una rama, desperté... planeaba como presentarme de cabeza... ¡Y Boom: Norman me ve y empieza a perseguirme! — Explico en narrativa dramática.

—¿Por qué corriste? —Incrédulo, pregunta Norman. — ¡Si supiera que eras tú, no me hubiera detenido por ese búho!

Nerviosa justifico su pánico del momento. — ¡Perdón! —Junto sus palmas— ¡No supe cómo reacciona y solo hui!

—¿Y qué hiciste en el otro lado? —Pregunta Don nuevamente.

—Algo. —Responde seco. — Una misión, tal vez.

—¿Qué misión? —Repite receloso. —Ser la cena no es una misión. Y estar en ese lugar en tan poco tiempos, tampoco. El tiempo para los demonios equivale como meses cuando para nosotros son años. —Informa Ray. — ¿Cuál fue el trato?

Emma arrugo el rostro indispuesta en responder. Se sentía cansada, así que se sentó alado de la mesa, soltando un quejido que no paso desapercibido.

Suspiro. — ¿No puedes esperar después para decírtelo? —Negó Ray. Emma bufo ante eso. — ¡Vine volando hasta aquí para verlos, no para ser interrogada! —Indignada, suelta un puchero. — Quiero bañarme, comer y dormir. —Pide mientras se sonaba la cervical. — Además, es tu cumpleaños. ¿No puedes esperar para luego...?

—No. —Se cruza de brazos. — Ya espere cuatro años. Me abandonaron y mintieron. Ya tengo suficiente con eso. Quiero mi respuesta ahora. —Ordena impaciente.

—¡No! —Niega en puchero. — ¡Mañana!

—¡Emma! —Advierte. — No me hagas hacerlo a la fuerza. —Ella le entrega una mirada de perrito, que inútilmente funciono. — Eso no funcionara. —Mintió.

—Ugh... —Pataleo un poco decepcionada de su plan. Al verla así, se cuestionó consigo mismo si valía la pena saberlo en ese momento. Resignado, suspiro mientas se acercaba a ella de rodilla, para abrazar sus piernas y esconder su rostro en ellas.

Y segundos después: Lloro nuevamente aun con el pensamiento de negación en creer que realmente ella está aquí. Y eso oprimió los corazones de la mayoría: Después de la partida de Emma, Ray se encerró con todos. No quería comer o dormir, se auto culpaba de ser lento ante las intenciones de la otra. No era un secreto que lo tres mayores de GF son inseparables, pero desde la separación de Norman, estos dos se volvieron uña y mugre.

—Gracias por ser mi regalo de cumpleaños, Emma... —El corazón de Emma se enterneció frenéticamente. Acaricio su melena larga hasta los hombros, este suspiro gustoso ante la muestra.

—¡Chicos! —Alegre, Hayato captó la atención de todos. — ¡Esto es un cumpleaños, aniversario y ahora bienvenida! Debemos festejar esto. —Todos asienten de acuerdo con eso.

La noche apenas estaba empezando...

"Sacrificio" -[The Promise Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora