cap.14

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Eran exactamente las tres de la mañana, todos se encontraban durmiendo, o deberían estar durmiendo.

Por el pasillo recorría de un lado a otro la mascota de Emma que en incontables veces intentaba entrar a una de las habitaciones.

La noche estaba fría, el otoño ya había comenzado hace unas semanas, provocando que más de alguno se despertará a mitad de la noche por el frío.

En la habitación de Karol se escuchaban chillidos de dolor y llantos, debajo de las sábanas estaba Ray junto a ella sufriendo lo mismo, sonaban sus narices, haciendo más ruido de lo que deberían.

Trataban de no despertar a los demás, pero no podían dejar de llorar, estaba todo perdido en ese momento. Cuando estás muy enganchado con una serie o anime no puedes esperar a terminarlo, pero cuando el final no es lo que esperabas nada puede calmarte, bueno a ellos les está ocurriendo eso.

-¿por qué Ash? ¿Por qué?- Karol lanzó su celular frustrada, abrazó a Ray quien igual estaba llorando, el final de Banana Fish no era lo que esperaban -¡es todo tan...!

-cállate que nos van a venir a ver y, y no podremos llorar tranquilos.

Ambos estaban hechos bolitas en la pequeña cama tratando de consolarse a sí mismos, sus respiraciones eran cortadas.

-¿que demonios? Son las tres de la mañana y ustedes aquí llorando- entró de un golpe Emma con unas grandes ojeras, se notaba cansada, como no si no podía dormir bien debido a los chillidos.

Detrás de ella apareció Norman que también tenía ojeras, movió su cabeza en dirección al azabache, se acercó para tomarlo en brazos y llevárselo, necesitaba algo de consuelo, lo tomó de los muslos levantando lo hasta su cintura, Ray rodeó está con sus piernas evitando caer. Llegaron a su cuarto, el más alto acariciaba los negros cabellos de su novio para que este pueda calmarse, tenía tanto sueño que no pensaba con claridad.

Luego de unos minutos Ray se despidió de Norman caminando hacia su cama que estaba a solo un metro de distancia, ambos durmieron cómodamente en sus respectivas camas sin pensar en lo que les esperaba mañana.

Los grillos se posaban en la ventana entonando una hermosa melodía, el viento corría veloz, una fresca brisa de otoño los estaba invadiendo.

Al próximo día los pájaros tocaban sus últimas canciones y las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer, aquel día Emma y Norman tenían su primer exámen del año, mañana sería el turno de Ray, que por desgracia era de lengua.

Karol ya se encontraba lista para ir a estudiar, sabía que mientras antes lista mejor, así su hermana no se preocuparía de ella.

La mañana avanzaba de manera rápida, se encontraban los 4 jóvenes preparados para iniciar sus rutinas de aprendizaje.

Salieron de su casa, las dos hermanas se irían juntas, ya que Emma siendo la mayor debía dejar a Karol en su secundaria.

Una vez que se fueron, ambos chicos dispusieron a caminar rumbo al instituto, en todo el camino hablaban de trivialidades entre ambos y una que otra cosa.

Desde las anécdotas que la señora Minerva le había contado a Ray sobre su novio, hasta posibles viajes que tendrían más adelante.

-¿cuando dices que viene tu madre?- preguntó el Albino pasando sus manos por su cabello mostrando que se encontraba nervioso, Isabella siempre fue alguien reservada, por ese motivo le tenía tanto miedo, más aún que ahora era su suegra.

-no lo sé, creo que en 3 semanas más, deja de preocuparte- sonrió besando una de las mejillas del menor poniéndose de puntillas para alcanzarlo.

El tiempo que pasaban juntos nadie se los podía quitar, era algo que no tenía precio sin duda.

Llegaron al estacionamiento de buses, esperando a que pasará el recorrido de las 7:40, pudieron alcanzar el transporte justo a tiempo.

Subieron de las manos sintiendo como los observaban, no de manera agresiva o mala, solo que la gente los miraba.

Detrás de ellos había una anciana que parecía disgustar le, dejando muy incómodo a Ray, Norman lo notó de antemano acercándose le para pronunciar una frase que lo dejara tranquilo.

-la opinión del resto no importa si tu eres feliz- levantó su mano que aún no soltaba para depositar un beso en está.

Después de dicha aquellas palabras el corazón del mayor volvió a latir con fuerza, para que su viaje no se hiciera aburrido se dedicaron a escuchar música, algo que los relajó por completo. Llegaron a su destino precisamente a la hora de entrada, de igual manera a como subieron bajaron, tomados de las manos.

La dulce voz del azabache era algo que Norman quería escuchar toda su vida, nuevamente se sintieron observados al ingresar a su establecimiento.

Aunque los maestros esta vez también los veían, se encontraron con la peli naranja a unos metros de ellos, siendo abrazados inmediatamente por esto.

-se tardaron bastante- arrugó la nariz dándole un zape a ambos.

-no fué nuestra culpa que haya tráfico- molestó Norman acariciando la parte recién golpeada.

El timbre para ingresar a clases los sacó de sus pensamientos, cada uno corrió a su salón, no sin antes Ray desearle suerte a ambos.

Cuando llegó no esperó encontrarse con Anna en su puesto, por lo que recordaba la rubia se sentaba a dos metros de el, se acercó de manera tranquila pero intimidante.

-por fin llegas, tenemos que hablar mi amigo- dijo cediéndole el puesto.

-¿de que quieres hablar?- sacó su mochila para luego dejarla en el respaldo de su silla, poniendo atención en las palabras de su amiga, aunque estaba seguro que no era nada serio.

-es sobre tu madre- ahora si tenía el 100% de atención, mirándola preocupada -¿recuerdas que no fuí al cumpleaños de Norman?

-si, pero ¿que tiene que ver?

-resulta que tu madre te ha Estado mintiendo, no fuí al cumpleaños de Norman por estar investigando, me dijiste que no recuerdas como comenzó el incendio y que nadie pudo descifrar lo sucedido, pero resulta que encontré esto- se detuvo para entregarle un par de papeles bastante viejos a Ray.

Sus manos temblaban, de hecho todo su cuerpo, comenzó a leer el papel que era un documento bastante antiguo, de hace aproximadamente 11 años.

En aquel se nombraban varios canales de televisión junto a nombres de grandes periodista con sumas de dinero, todos con las mismas sumas e incluso unas más elevadas que otras.

-¿que hace el nombre de mi madre en esto?

-tengo la sospecha que tu madre sabe la verdad sobre el incendio- se quedó inmóvil pensando en eso- y que tu madre lo escondió del mundo, incluyendo te.

p i r ó m a n oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora