cap.23

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–si yo desapareciera de aquí ¿que harías?

Con eso mente, pensó en dejar todo claro, no quería hacer sufrir a Norman por sus estupideces y berrinches. Quería borrarse del mapa por completo y que este ya no lo buscara más, volver con su madre no era una opción, después de todo aún le guardaba rencor.

Esa noche se quedó despierto planeando todo, ya que Isabella había pagado su boleto pensó en comprarlo antes, tenía todo planeado a espaldas de todos. Pero tenía ese sentimiento de frustración en el pecho, su vuelo partía a las 11 de la mañana, tendría que levantarse antes de lo usual para arreglar sus maletas, ir de camino al aeropuerto y no ser descubierto.

Eran las 6:27 de la mañana, había despertado exactamente hace 10 minutos sin saber que hacer. Luego de pensarlo mucho se decidió por comprobar que todos dormían, al escuchar los ronquidos de Norman supuso que era seguro, Emma no emitía ruido alguno lo cuál significaba que dormía, mientras Karol quien se desvelaba hasta las 4 de la mañana debía estar agotada y dormida. Comenzó a ordenar su maleta con lo justo y necesario, con su ropa bastaría nada más.

Dejó una nota que sonara convincente, eran las 7 am, hora perfecta para salir, cuando cerró la puerta detrás de él en vez de sentir alivio, solo sintió una carga en su pecho junto a un nudo en su garganta. Pero todo lo que hacía era por el bien de ellos, no quería dañarlos en lo absoluto, se subió al taxi que estaba frente a él guardando su equipaje de camino al aeropuerto.

Media hora más tarde ya se encontraba en el lugar, reflexionando si lo que hacía era lo correcto, pensaba dormir un poco más, pero no lo logró, desbloqueó su celular para jugar algo y pasar la hora. Su estómago  provocaba ruidos avisando que tenía hambre, en la cafetería del aeropuerto había un menú variable y saludable, pero no tenía ganas de comer. Solo escogió lo necesario, café y tostadas, ¿por qué no wafflees siendo sus favoritos? Fácil, les recuerdan a Norman y lo que menos quiere es pensar en él.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que nada de lo que pasara fuera de su mente era percibido por él. Lo último que recordaba era haber entrado en una tienda a comprar un nuevo shipp de celular.

Cuando notó lo que pasaba a su alrededor ya eran las 12, estaba en el avión mirando todo desde la altura, aquellos paisajes tan hermosos que lo tranquilizaban era l9 único que podía apreciar. Cambió su número de celular antes de subir para que las llamadas de sus amigos no arruinaran su día. Pensaba emocionado lo distinto que sería su vida a partir de ahora, libre, solo y triste.

Ir a la cabaña le haría bien, solo no quería que su madre se entere de su plan para escaparse, Isabella ya le advirtió que debía internarse en la clínica por su bien, cosa que aceptó a cambio no ir a clases para estar solo. Como era de esperarse la mujer se lo tomó muy mal y le prohibió hacer tal cosa, en Inglaterra están entrando a clases por eso no se preocupa en absoluto lo que diga su madre. A fin de cuentas había hecho con anterioridad sus exámenes finales a espaldas de sus amigos, le dijo a sus profesores que debía ver a su madre por que estaba mal de salud y que no sabría cuando volvería, por eso no se les hizo raro que Ray quisiera adelantar sus exámenes. Le fue bastante bien a decir verdad y tenía una beca para entrar a dos universidades.

Todo parecía estar perfecto con eso, lo único que le inquietaba era Emma y Norman, Karol también a decir verdad, pero no era tiempo para pensar en ellos aunque esto lo hacía para proteger los de él mismo. Por eso su mente no podía estar tranquila en lo absoluto, lo intentaba tantas veces como podía, pero nada le quitaba de la cabeza a sus amigos y novio. Cuando llegó al aeropuerto de Inglaterra tomó un taxi para ir al tren, el tráfico era algo que siempre había y por eso sabía que tardaría en llegar a la parada, sabía que perdería el primer tren y alcanzaría con suerte el segundo.

p i r ó m a n oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora