p i r ó m a n o

cap.22

Últimamente el comportamiento de Ray cambió, ya no sonríe, parece como si ya no estuviera vivo. Solo está su cuerpo deambulando, ya casi no come, ha tenido varios problemas con eso, no se muestra amigable o cariñoso con Norman, casi ya no sale de su habitación y eso es lo que más les preocupa a la mayoría.

Pero aún así, el Albino no se separa de él, sigue a su lado aunque este le trate mal o le ruegue dejarlo solo, Anna al enterarse por parte de Norman que su amigo había hablado con Isabella comprendió que había sucedido, ya habían pasado 2 días en que Ray no salía de su habitación, había faltado casi dos semanas al Instituto, sus notas bajaron a un nivel alarmante para los profesores. Llegaron a pensar que estaba pasando por una depresión bastante negativa.

–por favor sale– Norman estaba todo el día en la puerta con la esperanza a que saliera, le dejaba comida y ni siquiera por eso le abría, le preguntaba incontables veces si estaba bien, solo tenía como respuesta lo mismo.

–vete a la mierda– cada vez que se lo decía lloraba más aún, sacudiendo por completo a Norman, ya no quería seguir escuchando lo sufrir, habló con Lukas para que le ayudara abrir la puerta, no la volvería a romper como antes y quería sacarlo cuanto antes de esa habitación.

Apenas llegó su amigo le preguntó a Ray como estaba, no tuvo respuesta y supuso que dormía, comenzaron a desatornillar la puerta retirando la delicadamente, apenas pudieron entrar vieron su cuerpo demacrado, sus mejillas mojadas junto a las almohadas, estaba muy Delgado. Sin duda no estaba durmiendo, lo cual alarmó bastante a ambos.

Con extremo cuidado lo levantó de la cama llevándolo a la cocina, su cuerpo estaba muy frío, le pidió a Lukas que alistase el auto, lo llevarían al hospital para que pudiera mejorarse. Aun así, el Albino lo tenía en brazos durante el camino, no se separó de él ni por un segundo, cuando llegaron al hospital se lo llevaban rápidamente a una sala de emergencia, pero Norman seguía ahí, acompañando lo cada segundo porque lo ama, porque se dió cuenta que sin Ray no puede vivir, está todo el tiempo con él tratando de ayudarlo por más duro que fuera todo.

No pensaba en abandonarlo en ningún momento, su cuerpo temblaba cuando lo conectaron a los tubos de respiración y comienzan a inyectar lo, no puede pensar con claridad todo que lo sucedía a su entorno.

–¿cómo está?– se le acercó a una de las enfermeras que habían ayudado con los tubos e inyecciones.

–regular, de hecho si te hubieras atrasado un día tal vez no lo hubiéramos salvado, tiene suerte de tener un amigo como tú– la enfermera palpo su hombro saliendo de la Sala, dejándolos completamente solos.

Por el momento no podía tener visitas, pero Norman solo se quedaría ahí para verlo, prometió no hablar o molestar, pero con quedarse a verlo era más que suficiente.

Según el doctor despertaría dentro de 24 horas, si para eso no despierta deberían aumentar la dosis de medicamentos y dejarlo con reposo más tiempo. Estaba tan asustado que por un momento pensó que lo perdería, tomó una de las sillas para dejarla al lado de la camilla y sentarse en esta, apretó sutilmente una de las manos contraria besando la con cuidado.

–perdón, debí estar más al pendiente tuyo, no me importa si decías odiarme, yo seguiré aquí amando te– caían unas pocas lágrimas mojando las sabanas que cubrirán la camilla, besaba cada centímetro de la mano con la esperanza que despierte en ese momento para decirle cuanto lo amaba, para que sepa lo mucho que le importaba –cuando despiertes estoy seguro que seguirás siendo el mismo Chico de siempre, el otaku que no le importa la opinión del resto pero que aún así se enoja si hablan mal de alguien, el amante por los wafflees, el pirómano paranoico, el primer amor de mi vida– se quedó unos segundos en silencio viéndolo dormir tranquilo –Te juro que jamás te volveré a dejar solo– con la mano que tenía suelta acarició las mejillas contrarias, cada vez acercando su rostro a los delgados labios del azabache, besando delicadamente estos sin parar de llorar.