Era una mañana de julio, Jungkook dormía en su habitación ya que el día anterior tuvo una conferencia demasiado pesada haciendo que termine sumamente agotado, además hace mucho que no dormía bien, todas esa pesadillas y sueños atormentandolo solo le traían más y más dolor, así que la única manera en que dormía era recurrir a medicamentos aunque afortunadamente una que otra vez no tenía que recurrir a estos y hoy era un día de esos.
Su teléfono empezó a sonar, despertandolo de su doloroso pero reconfortante sueño —¿Que quieres—dijo pasando la mano por su cara con cansancio y medio dormido.
—Solo quería recordarte que hay junta a las 9:00 y son las 7:45. Conociendo a mi hermano, esa hora y quince no te va a dar tiempo de nada— escucho en la otra línea.
—Eres mi hermana no mi mamá, así que ve a sermonear a alguien más, no iré a tu estúpida junta— gruñó y se frotó la cara con desesperación.
—Prácticamente tu eres el jefe así que si, si tienes que estar ahí— respondió su hermana.
Algo que lo caracterizaba a Jungkook desde su partida de Míchigan era su humor de perros y su hermana aumentaba mucho más su mal humor —Maldita sea Juno, yo no quiero ser jefe– gritó con cansancio y un tono bastante enojado —Tu se la jefa, tu eres la mayor, tienes más derecho de la empresa que yo.
—Jungkook, ya lo hemos hablado, la política de mi papá dice que el jefe tiene que ser hombre, ¡así que ven a la maldita junta si no quieres que te siga molestando!— grito la joven y colgó la llamada.
Lamentablemente Jungkook tuvo que salir de su cama, tomar un baño para luego comer algo y porfin salir de su prisión para dirigirse a él edificio de la empresa familiar.
La empresa de los Jeon prácticamente consistía en todo, eran dueños de todo, hoteles, marcas de lujo como de autos, ropa, perfumes entre muchas otras todo gracias a su abuelo que empezó con esto, la familia Jeon era muy conocida en toda Corea tanto así que se hacían reportajes en todo el mundo acerca de ellos y muchos empresarios internacionales se interesan en trabajar con ellos. Pero la verdad todo era una mierda, Jungkook lo sabía y era una de las tantas razones por las cual odiaba a sus padres, su padre era un imbécil, hacía fraudes por todos lados y lamentablemente el maldito era inteligente que lo sabía ocultar bastante bien y cualquier noticia que hablara mal de ellos, el se encargaba de demandar a la editorial por levantar falsos, haciendo que los periódicos le tengan miedo y solo escriban cosas positivas de la empresa y de la familia.
La niñez de Jungkook no fue tan mala como la de otros niños millonarios que nunca estaban con sus padres y eran criados por las sirvientas, él si creció con sus padres y su hermana que era ocho años mayor que él, su papá jugaba con él, su mamá le hacía su pastel de cumpleaños y sobre todo lo consentian mucho ya que era el único niño y el dinero nunca fue un problema para ellos.
Al cumplir los diez años, su hermana se fue a estudiar al extranjero dejándolo sólo con Hoseok, su mejor amigo que conoció años atrás. Y como su hermana no estaba, sus padres también se alejaron, dejándose llevar por el dinero, queriendo cada vez más y más. Al cumplir los doce, gracias a la ausencia de sus padres maduro demasiado rápido y entendía que era lo que sucedía cuando su papá llegaba con mujeres mientras su madre estaba fuera de casa, cuando su madre igual traía hombres que podían ser sus hijos, cuando llegaban hombres con guardaespaldas, muchas joyas puestas y maletines a los lados, cuando le pedían que se fuera a su habitación porque iban a hacer "negocios". Para Jungkook con tan solo 12 años, no fue fácil ver cómo otros niños jugaban, salían a divertirse y saltaban en trampolines, mientras que el a tan corta edad ya hablaba 4 idiomas, sabía jugar ajedrez mejor que nadie, y aprendía a manejar una empresa.
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𝐿𝐸𝑇𝑇𝐸𝑅𝑆 | 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧
FanfictionDonde Jimin y Jungkook se conocieron desde la preparatoria, los dos unidos por el destino haciendo cambiar sus mundos. Pero todo dio un giro cuando Jungkook desapareció por un largo tiempo sin dejar rastro dejando a Jimin con el corazón roto. Pero q...