uno; mejores amigos para siempre

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5 de agosto, 2007.

—Amores, por favor junten bien los juguetes y no los tiren porque se rompen.

Daniel miraba con ojos brillantes a la señorita Paola, ella era tan buena con todos los nenes aunque algunos se porten mal a veces, siempre al final de la clase le daba un caramelo a cada niño, excepto a uno que no podía comer azúcar porque le hacía muy mal a su pancita, Daniel no entendía muy bien porqué, tenía una enfermieda, enfermera, enfermedia, Daniel bufó, algunas palabras todavía no le salian y eso le molestaba ya que el resto de la salita azul ya hablaba fluido.

Daniel recordó lo que su mami le había dicho toda la mañana, así que levantó la mano llamando la atención de la señorita.

—¿Si, Dani? ¿Qué pasa?

—¿Les puedo dar algo a los chicos?

—Sí Dani, pero ¿qué es? Que no sea nada dulce porque Valen no come y no queremos dejarlo afuera.

—Son las invitaciones para mi cumpleaños, seño.

La señorita Paola sonrió emocionada y asintió con su cabeza, invitando a Daniel a levantarse de la silla y repartir los cartones decorados a cada uno de sus compañeritos, quienes lo recibieron con una sonrisa y un "gracias", Daniel se llevaba bien con todos, era amigo de unos pocos solamente, pero quería que todos estén en su fiesta de cinco años, porque según él, "cinco años no se cumplen todos los días, mami".

Los niños se acercaron a preguntarle algunos detalles de la fiesta, como si tenían que llevar algo, o a qué hora ir, Daniel contestó todo amablemente y se quedó feliz de que todos confirmaron su asistencia al cumpleaños.

6 de agosto, 2007.

—¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Danielito, que los cumplas feliz!

Daniel despertó gracias a su mamá cantando el feliz cumpleaños, y después de un minuto de desconcierto, se dió cuenta que si su mami estaba cantando el feliz cumpleaños era porque al fin era seis de agosto, ¡su cumpleaños!

Daniel comió el desayuno que su mamá le había hecho con mucho amor, estaba feliz de cumplir al fin cinco años, no recordaba mucho sus cumpleaños anteriores, ¿será que cada año se borra de tu cabeza el cumpleaños anterior para guardar el actual?, Daniel lo preguntó en voz alta.

—No amor, no se te borran los cumpleaños, pasa que en los anteriores tu cerebro no era tan grande como es ahora y no guardaba muchas cosas, como tu cajita de zapatos, que tuvimos que comprarte otra más grande porque tus zapatillas ya no entraban, así. —Daniel asintió entendiendo perfectamente, su mamá siempre explicaba las cosas de modo que Daniel las entienda sin problemas y no se quede con ninguna duda.

Un fuerte sonido se escuchó afuera y Daniel saltó en su silla. —Mami. —Dijo haciendo un puchero mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Tranquilo bebé, fue un trueno nomás.

—¿Tueno?

—Trueno, bebé.

—Trueno. —Su mamá sonrió y le dejó un sonoro beso en el cachete.

—Hijo, está lloviendo mucho y no creo que pare para la hora de la fiesta.

—Todos los nenes dijeron que van a venir, mami.

—Si mi amor, pero no depende de ellos, llueve muchísimo y no todos tienen auto, además se pueden enfermar, ¿te acordás el mes pasado cuando te enfermaste? ellos se pueden enfermar así también. —Daniel formaba un puchero con sus labios mientras abrazaba el cuello de su mamá con sus cortos bracitos.

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