El alfa perfecto es el alfa destinado. O al menos, debería serlo. Aunque la última vez que Seokjin vio al suyo fue hace cinco años, y el que por contrato está a poco tiempo de tomarlo como suyo para siempre, no se las haya arreglado para despertar m...
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Kim Seokjin
La sala sigue luciendo impecable a pesar de que nadie la usa. Cada adorno está en su lugar y no hay ni pizca de polvo sobre los muebles. El servicio realmente es eficiente, nadie los supervisa pero igual hacen su trabajo y ni se hacen notar. Sonrío de medio lado, igual es probable que yo ni los vea porque el poco tiempo que estoy aquí solo lo he pasado con Jungkook en su habitación. Pero de igual forma, es algo admirable.
—¿Cuántos invitados están considerando?
Miro a Jungkook para que responda pero veo que él tuvo la misma idea cuando también lo encuentro observándome con un gesto expectante.
Froto el puente de mi nariz pensando que debimos haber tomado en cuenta todas las respuestas que tendríamos que dar por recibir la visita de mi madre.
—No lo han pensado— ella tira los cabellos hacia atrás y cruza las piernas, acomodando su falda y moviéndose sobre el sillón —cielo, ¿qué has estado organizando en la agencia de bodas?
Respondería la verdad, que ni siquiera lo recuerdo y que hace tiempo que no voy. Pero me daría vergüenza, la mamá de Jungkook también está presente y que ella piense que no tengo interés alguno en la boda si me importa.
Afortunadamente, para esta pregunta Jeon sí me salva.
—Jin ha estado muy ocupado con la decoración, sí— sonríe mostrando los dientes de conejo que mi mamá dice tanto que lo hacen ver más guapo y encantador. Pero en realidad sé que no le importa en absoluto como sonría Jungkook, solo le importa que firme los papeles de matrimonio lo más pronto posible y convencerme de que no me retracte de la boda. Por eso se esfuerza por hablar tan bien de él.
Y claro que está contentísima porque llevamos viviendo juntos más de un mes.
—¿Con el mal gusto que mi hijo tiene?— bufa —En ese caso no incluiré las amistades de la familia en la lista de invitados, la recepción lucirá horrible de seguro.
—¿Y quién te dijo que tú harías la lista de invitados, mamá?
Me muerdo la cara interna de una mejilla. Se supone que debía quedarme callado pero eso sonó más brusco de lo que planeaba. Instintivamente veo a la señora Jeon para asegurarme de que no me esté mirando con desaprobación. Para mi buena suerte está bastante entretenida mirando las figuras pintadas en la taza de porcelana donde acaba de servirse el té.
—Claro que me encargaré yo— la omega ríe cubriéndose la boca —si fuera por ustedes solo invitarían a sus amigos esos de la escuela secundaria pobre a la que asistían.
