Creencias por ti

CAPÍTULO 1

Nicole Haught, se dispone a bajar del autobús del cual compró un ticket que la llevaría hasta Purgatorio. Anteriormente consiguió aprobar las oposiciones de policía con facilidad ya que  estuvo 3 años en el ejercito por sugerencia de su progenitor, Thomas Haught. Pasó las pruebas físicas gracias a su gran físico trabajado en el ejercito, y allí estaba ella, en Purgatorio. Escogió el destino para alejarse lo máximo posible, dentro de los límites, de su pasado. Nuca  soportó a su padre. Por su culpa tuvo una infancia y adolescencia que no le desearía a nadie, ni a su peor enemigo.

Él era un hombre frío, robusto, despiadado, calculador y retrogrado. Maltrató a su mujer durante años y siempre odió a su hija por sus gustos respecto a las relaciones amorosas. Nicole, decidió hacerle caso a su padre e ingresó en el ejercito haciendo que su padre estuviera de buen humor por un tiempo. Nicole lo hizo también por su madre, Star Faith. El buen humor de Thomas favoreció a Star, él dejó de maltratarla. Hasta que un día, todo volvió a la oscuridad.

Nicole acabó su estancia en el ejército siendo la mejor de su escuadrón. Le propusieron, incluso, ser general, pero ella no quería dedicarse a ello solo porque su padre la empujó a hacerlo. Días después, Haught cogió un avión y volvió a Canadá, su país natal.

No avisó de que volvía, gran error. Sacó las llaves de casa de sus padres y se adentró en ella. Su madre, al parecer, estaba cocinando lasaña, que irónicamente, era la favorita de Nicole. La menor de la casa se acercó a su madre por detrás y le dió un pequeño abrazo sorpresa. Star dio un pequeño salto por la inesperada acción y se dio la vuelta, nada más ver a su hija se le saltaron las lágrimas y la abrazó y besó como nunca lo había hecho.

Nicole, decidida a ayudar a su madre con la comida a su madre y dada la situación de la afortunada ausencia de su padre, se puso un delantal y empezó a cocinar con ella. Hablaron de su estancia en el ejército y de los tratos de su padre, de como había mejorado su actitud y de la destreza física que Nicole, actualmente tiene. Solo se escuchaban risas y alegría hasta que repentinamente se abrió la puerta de entrada.

Thomas Haught entró con una facción desencajada y seria sobre su rostro. En ese momento, Star palideció. Y Nicole se dio cuenta. Thomas se acercó a su hija y levantó la mano, le pegó una bofetada tan fuerte que dejó en silencio la casa. Ella no recordó nunca que su padre le hubiese golpeado con tanta fuerza y rabia en su vida. Su padre empezó a gritar lo mala hija que era, que debería haber seguido en el ejército como él le ordenó, que no podía pasar en su propiedad así como perro por su casa, que no merecía tener el rango que tenía y más insultos por doquier. Star intentaba manejar la situación manteniendo la calma y haciendo bajar el tono de la discusión. Pero no funcionó. Nicole también intentó manejar sus emociones y no levantar la voz más de lo debido hasta que vio como su padre levantaba de nuevo su brazo, pero, esta vez dirigido a Star. Lo siguiente que hizo Nicole fue derribar a su padre y devolverle todos los puñetazos y agresiones que recibieron las dos mujeres.

Lo siguiente que pasó marcó su pasado, marca su presente y con total seguridad marcará su futuro.

Nicole salió de sus pensamientos a causa de el claxon del autobús avisando de su partida hacia el siguiente destino. Cogió las maletas y se adentró en el pueblo para buscar la pequeña y humilde casa que había comprado por un barato precio. Se encontró con el inmobiliario e iniciaron todo el papeleo. Al acabar, le tendió las llaves de la vivienda y entró. Dejó las maletas en el salón y observó todo con atención. El salón era pequeño pero acogedor, las estanterías vacías adornaban éste y la mesa de café que había en frente del sofá hicieron imaginar a la muchacha una vida allí. La cocina era pequeña pero acogedora, no necesitaba más teniendo en cuenta que sus dotes de cocina tampoco eran tan malos. Seguidamente, pasó hacia la habitación. Había una gran cama de matrimonio con dos mesitas de noche a sus lados, todo calculado. Delante de la cama, de encontraba con un gran armario empotrado que ocupaba casi toda la pared, cosa que no le entusiasmó mucho ya que la joven no tenía suficiente ropa ni para llenar un cuarto del armario así que allí guardaría algunas cosas inservibles.