Nathalie
Varios años más tarde.
Mi vida ha cambiado mucho durante los últimos seis años, la parte más dolorosa fue la muerte de mi madre a la que cada día no dejo de recordar, pero que ello de un modo doloroso me llevo a aquella mansión que cambió todo para mí. Allí conocí el amor de un modo abrumador e intenso en los brazos de un hombre que primero era oscuridad y después se volvió un foco brillante que llena de luz todo a su alrededor ¿gracias a mí? Se podría decir que solo un poco, pues también fue gracias al destino que nos puso a los dos en el mismo sitio, definitivamente Maximiliano y yo, de mundos tan diferentes, pero con un corazón que se vuelve uno solo cuando se juntan, estábamos destinados a estar juntos. Él, ese hombre hermosamente imperfecto me enseñó lo maravilloso del amor, que duele, muchas veces duele, pero es un dolor hermoso que me hace sentir viva y que quiero sentir el resto de mis días.
El amor, no solo de ese maravilloso hombre que es Maximiliano, también de mi hermana, de la familia de mi esposo que me han acogido en su seno y me hicieron parte de ella, de Keane que se ha convertido en un padre para mí, y el de mi bella Tara, llenan mi vida de vitalidad. No puedo ser más feliz.
Han sido seis años de amor, felicidad, retos cumplidos, momentos dulces y también agridulces, y definitivamente no cambiaría ni un solo segundo de todo lo que he vivido. Maximiliano y yo nos casamos solo dos meses después de que me pidiera matrimonio en la cocina aquella noche, luego de haberme amado apasionadamente como lo ha hecho desde la primera vez que me entregue a él, allí mismo, en la mansión donde nos conocimos y en esa ala de la casa que tenía parte de nuestra historia.
Tuvimos una boda gloriosa, con la presencia de mi hermana, Keane y toda la familia de mi ahora esposo, algunos que conocí en día del matrimonio, como testigos de nuestra unión. Puedo recordar soñadora el momento en que Maximiliano había deslizado el anillo de oro en mi dedo con sus ojos llenos de amor hacia mí, fue un momento perfecto que jamás olvidaré. Es un hombre asombroso con el que me siento bendecida cada día por ser su esposa, me protege pero no me agobia, y aunque suene un tanto superficial, es un hombre sexi y del que me encanta oír contra el oído sus palabras románticas cuando me hace el amor, y también cuando se permite hablarme sucio, el hombre que disfruto con pasión y con quien puedo ser yo misma, libre, apasionada y desinhibida.
Por otro lado, gracias al dinero que Keane me obsequió conseguí pagar mi matrícula en la universidad y continuar mi carrera. No presumiré que gradué con honores, pues estaría mintiendo pero al menos sí puedo decir que lo hice con excelentes notas y recibí con alegría mi título, y actualmente trabajo como comunicadora organizacional de una importante empresa, y amo soberanamente lo que hago.
Mamá.
Sé desde el cielo mi madre se siente orgullosa de mí, hoy soy madre, esposa, trabajo en algo que me agrada, soy hermana y soy mujer. Una mujer que vive cada día con intensidad y alegría, atesorando y agradeciendo cada bello momento con mi familia.
Mila
Mi pequeña hermanita ya no es tan pequeña, está casi de quince años y es una preciosidad, inteligente, alegre y quiere ser veterinaria, pues adora los animales y de hecho es voluntaria en un refugio donde salvan animalitos de las calles que luego son dados en adopción. Es una dulzura de niña y estoy tan orgullosa. Tiene un corazón enorme. Vive con Keane, su amoroso padre del cual no puedo quejarme de haberla cuidado bien. Mila es su adorable princesa a la que consiente y otro tantito malcría demasiado. Nos vemos muy regularmente, viene a casa a jugar con su sobrina Tara que la adora, salimos de compras, por un helado, almorzar... en fin, hacemos un montón de cosas juntas y nuestra unión como hermanas es un lazo irrompible.
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Siénteme ( COMPLETA)
RomanceElla, era la luz, él, oscuridad. Solo me habían puesto una sola regla: no debes entrar ahí. ¿La cumplí? Decir que sí, claramente sería mentir, así que no, no cumplí aquella regla y entre alli, donde lo único que pude percibir de aquel hombre sumido...