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La mañana estaba un poco más cálida que las demás. Ya llevaban una semana tratando de salir de aquella realidad, pero no podían. Era raro. Un cierto cansancio comenzó a atacar a los jóvenes, de tal modo que ni Albus ni Scorpius no tenían las fuerzas suficientes como para ir a una clase.

Era raro. Se les hacía dificultoso realizar hechizos, aunque estos fueran simples. Las varitas se les hacían pesadas y las luces mágicas que desprendían tenían poca chispa. Anne se había encargado de cada día llevarles la comida junto una posición que les brindaba un poco de energía. Ella tampoco sabía qué era lo que pasaba, y estaba preocupada, pues los dos se habían convertido en amigos muy importantes para ella.

Scorpius se encontraba acostado alado de su novio. El rubio se encontraba en un mejor estado que Albus y no sabía por qué, y lo preocupaba. Se acercó al Potter y comenzó a besarle la cara. Poco a poco, le dio breves besos en los labios, logrando que el otro sonría.

Esa sonrisa...

Esa sonrisa era el motivo por el cual se sentía tan bien en una situación tan extraña. Observó los verdes ojos de Albus y apreció la belleza que había en ellos. Se acercó y volvió a chocar sus labios con los de su novio. Sus lenguas bailaron a la par y Scorpius acarició la mejilla de su amante. Se separaron y juntaron sus frentes.

- Te quiero mucho, Scorp.

- Yo igual.

El rubio se quedó acariciando el pelo de Albus, hasta que este cayó dormido. Se levantó sin hacer ruido y se vistió para dirigirse a la biblioteca. Siempre se percataba de que su novio este dormido, porque sino no lo dejaba salir, ya que no se encontraba en un buen estado para hacerlo; pero no se podía quedar allí sin hacer nada. No quería ver a Albus en ese estado.

Con sus pocas fuerzas caminó por los desolados pasillos. Eran al rededor de las once y media de la noche. Llevaba consigo una vela que iluminaba los oscuros pasillos del castillo. Entró a la sala donde estaban todos los libros y comenzó a investigar.

El sabía que la única forma de salir de allí era encontrando el diario que Albus consiguió aquel día. Buscó y buscó, pero nada. Fue a la sección de posiciones y extrajo un libro de práctica avanzada. Buscó entre líneas y encontró lo que quería.

"¿Se puede otorgar la magia de uno al cuerpo de otro?"

Comenzó a leer detalladamente. No era un experimento complicado. Solo bastaba con algunas posiciones fáciles de conseguir y su magia. Si, la suya. Estaba dispuesto a dar lo que podía para que Albus estuviera bien, y a base de eso, que pudiera volver a donde correspondía.

Sentía como si algo o alguien los estuviera consumiendo. Anotó con rapidez en un borrador que tenía en sus ropas y trazó el procedimiento del experimento.

Estaba concentrado en su tarea, hasta que una leve luz verde comenzó a molestarle la vista. Vio que se trataba de algo que estaba escondido en unos estantes viejos a los que al parecer, nadie le interesaba. Agarró la vela- que poco a poco se iba consumiendo- y se acercó para ver que era aquel parpadeo.

Tuvo que subirse a una silla para poder así, llegar a la hilera de donde estaba el objeto que brillaba. Con todas sus fuerzas, lo sacó y cayó de donde estaba parado, ganándose un buen golpe.

Gruñó de dolor y se reincorporó con mucho esfuerzo. El libro era pesadísimo y lo hacía sentir cansado. Lo apoyó en la misa y lo iluminó con la poca luz que la vela le otorgaba.

Su respiración pareció cortarse al ver que era el diario que Albus había encontrado. Lo limpio con la manga de su pijama, debido a que una gran capa de polvo tapaba la portada del mismo. Su alma cayó al piso al ver que encima de esta, estaba la marca tenebrosa dibujada.

~•~•~•~•~•~•~•
El ministerio de Magia estaba repleto de magos y brujas, que iban y venían con sus propios intereses. Harry y Draco trataban de pasar como podían para así poder llegar al ascensor. Tuvieron que apretujarse entre todos para poder así entrar.

El de cuatro ojos presionó el piso seis. Los dos hombres esperaron impacientes hasta que este llegara a su destino. Una voz de una mujer habló indicando:

" Oficinas correspondientes a los ministros de Magia "

Harry caminó a paso decidido, mientras Draco lo seguía tratando de ir a su ritmo. Era un pasillo bien iluminado con columnas de mármol. Se encontraban muchas oficinas, con puertas de madera bien pulidas y con los nombres de los magos correspond estes grabados. El suelo estaba cubierto con una alfombra roja y dorada que le daba un toque más formal que los otros pisos.

Llegaron a la puerta que situaba al final del pasillo. Esta era más grande que las demás y en la madera se podía presenciar "Oficina de la ministra de Magia: Hermione Granger ". Potter tocó tres veces la puerta con sus nudillos, hasta que la voz de la ex Gryffindor le permitió el acceso.

Era una sala amplia y llena de estantes repletos de libros. Un escritorio antiguo, pero elegante, se situaba en el medio de la gran habitación. Unos ventanales permitían el acceso de luz al lugar, permitiendo así una calidez agradable. Hermione se encontraba sentada, repasando unos libros como de costumbre.

- Draco, Harry...- dijo con una sonrisa- Los estaba esperando.

- ¿Averiguaste algo?- preguntó esperanzado Harry.

- Si, por eso quería hablar con ustedes- su voz era tranquila, pero expresaba cierta preocupación y entusiasmo- Siéntense, por favor. ¿Quieren algo de beber?

- Yo estoy bien, gracias- dijo Draco, mientras tomaba asiento enfrente de Hermione.

- ¿Tienes té?- preguntó Harry, sentándose alado del rubio.

- Claro- le sirvió un poco, y el de pelos desordenados lo recibió con gusto- Bueno, la noticia que les daré tiene su lado bueno y su lado malo.

- Era de esperarse- comentó Draco.

- ¿Qué prefieren que les diga primero?

Harry y Draco se miraron uno al otro. No lograban entender que decían sus miradas, pero sentían que estaban de acuerdo con la elección.

- La buena- respondió Draco.

- Bueno, lo bueno es que, podremos recuperar a Scorpius y Albus. Ya analicé y obtuve como resultado la ubicación de estos dos- explicó tranquila- Alguien dentro de Hogwarts tiene malas intenciones. Les han colocado un diario a los chicos, que este sirve como objeto para viajar entre distintas dimensiones.

Harry tosió y Draco le agarró la mano en modo de cariño. Hermione sonrió ante la escena y esperó a que su amigo procesara lo que le acaba de decir.

- ¿Quieres decirnos que están en otra dimensión?- preguntó sin poder creerlo.

- Suena bastante duro, pero es así- afirmó Granger.

- ¿Y cuál es la noticia mala?- Draco trataba de mantener la calma.

Hermione abrió unos cuantos cajones y extrajo de ellos el diario que le entregó Jack días antes. Lo colocó en la mesa para que sus dos acompañantes pudieran observarlo.

- La mala noticia es esto- Hermione señaló la marca tenebrosa que estaba en la portada del diario- Esto no es para nada bueno.

- Tiene un millón de significados está cosa- dijo Harry con ira.

- Es evidente que esto quiere decirnos que tendremos que hacer un gran sacrificio para poder recuperar a sus hijos...- habló Hermione en un hilo de voz- Esta relacionado con Voldemort, es lo mínimo que podemos esperar.

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Hola! Si soy yo, Celeztima jaja. Espero que les esté gustando!

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Atrapados- [SCORBUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora