Blue Lagoon

Capítulo 9

Después de mi reconciliación con Tamaki nos volvimos prácticamente uña y carne en cuestión de días. Él es ese tipo de persona que en seguida te trata como si te conociera de toda la vida, así que tampoco era muy complicado conseguir cierto nivel de confianza con él. No teníamos el mismo horario, pero cuando coincidíamos después de clase siempre volvíamos juntos a la residencia y nos quedábamos hablando un buen rato. Seguía sin gustarme mucho eso de que se acostara con todas las chicas de mi facultad (y le regañaba siempre que podía) pero lo cierto es que no es un mal tío.

–Y estaba yo ahí como «que yo me he apuntado aquí porque me gusta hacer deporte, ¿por qué tengo que hacer un trabajo de 20 páginas sobre cómo hacer ese deporte?»...–las clases teóricas no eran lo suyo

–Pero tendrás que hacerlo.–

–¿Me ayudas?–

–No vamos a la misma carrera tengo mis propios trabajos que hacer.–

–¡Porfaaa, solo con la bibliografía! ¡Seguro que tú sabes citar bien todo!–juntó sus manos a modo de ruego

–Bueno vale.–

–¡Eres el mejor!–me pasó el brazo por los hombros

–¡Que me vas a tirar, idiota, no seas bruto!–

–¿Mm?–nos encontramos a Hayato en las escaleras

–Ah, senpai...–me avergoncé por haber alzado la voz de aquella manera

–¡Buenaas!–Tamaki lo saludó con normalidad

–Ya os lleváis bien, ¿eh?–Hayato nos miró, casi con aire fraternal

–Ah...sí. ¿Vas abajo...a la...cafetería o así?–

–Voy a la biblioteca, tengo planes el fin de semana así que quiero dejar todo al día.–

–Oh, claro...–

¡Nunca coincido con Hayato en la biblioteca, y eso que prácticamente vivo allí! Me agobia estudiar en la habitación, necesito tener un espacio concreto para hacerlo. Además Qu sí que estudia en su escritorio y como no tarda nada en memorizar todo yo me agobio aún más pensando que voy fatal de tiempo.

–Me voy entonces. Ah, y felicidades por el trabajo, que ya me han contado. Tendré que ir a que me pongas alguna copa un día de estos.–Hayato me dedicó una de sus amplias sonrisas y yo me quedé congelado en mitad de la escalera como un estúpido

–¿Vamos?–así que Tamaki tuvo que traerme de vuelta al mundo real

–Ah, sí...–subimos hasta nuestra planta

–Yoneda está en el konbini, ¿vienes a mi cuarto?–me ofreció