Capítulo 10

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Aquella noche Mitsuki me había invitado a uno de esos pequeños conciertos que sus cuatro amigos rockeros y él daban de vez en cuando, siempre a modo de teloneros y en locales de mala muerte. Había tenido que ir en la furgoneta alquilada con toda su banda y no había sido el trayecto más agradable del mundo, pero no es lo peor que he hecho por él.


–¿Mm? ¿Estás nervioso?–me extrañó verle de un lado para otro, poniendo a punto su guitarra


–Un poco, hoy ha venido un montón de gente.–


La verdad, no creía que ninguna de esas personas se fijara en si tocaba bien o mal teniendo en cuenta lo guapísimo que se había puesto. Chaqueta de cuero, pantalones apretados, un collar de plata y el maquillaje justo como para darle ese aire rebelde que tan bien le sentaba. Me había quedado embobado mientras se preparaba en nuestra habitación, tanto que apenas había atinado a arreglarme yo.


–No te preocupes, lo harás genial.–le di un par de palmaditas en la espalda–Voy a buscar sitio, te veo cuando salgas.–sonreí


–¡Vale, gracias!–


Me aproveché de mi altura para ubicarme algo más atrás que las chicas que se peleaban por la primera fila (aunque obviamente ellas estaban interesadas en el grupo principal y no en la banda de Mitsuki) y empecé a silbar y aplaudir en cuanto vi aquella inconfundible melena roja pasearse por el escenario.


Y no fui el único. En el momento en el que la música comenzó a sonar todas aquellas chicas enloquecieron, y la atmósfera se volvió completamente diferente. No soy el tipo de persona que baila en los clubs, pero no podía evitar unirme al apogeo del público en un concierto. Formar parte de la marea era realmente divertido.


O quizá solo quería que Mikki me mirara igual que a aquellas chicas, con su sonrisa resplandeciente y el sudor comenzando a deslizarse por su cuello.


Claro que yo sabía que a él no le interesaban esas chicas. Y tampoco le interesaba yo. Mitsuki solo tenía una amante y esa era la música, por muy poético y absurdo que eso suene. O al menos así era antes de irme...pero viendo la forma en la que sus ojos se cruzaron con los de una chica en concreto...una chica que llevaba el mismo collar que él...


...me di cuenta de que eso también había cambiado.


**


–Colo...Colo...–la voz de Leo me despertó–Ya hemos llegado...–


–¿Mm?–me incorporé un poco y recordé que estábamos en el coche camino a mi casa–Ah, sí...–así que abrí la puerta y salí primero–Vamos.–


–Papá y mamá ya están en la cama, así que no hagáis mucho escándalo.–me advirtió mi hermana–Yo voy a dormir ahora también.–


–Vale, gracias.–nos dejó solos y guié a Leo hasta mi cuarto–Aquí es.–


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