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6:00 AM
—Amane, te vas a desinflar si sigues suspirando— Mencionó un tanto divertido —¿Estas así por lo del fin de semana?
Preguntó aún sonriendo, obteniendo como respuesta otro suspiro por parte del mayor.
—Me lo imaginaba.
—La dejamos plantada...
Murmuró Amane mirando hacía el suelo. Ambos se dirigían a la Academia.
—Tranquilo, de seguro Kaida-chan entenderá cuando se lo expliquemos.
—Eso espero.
—¡Lo hará!
—Tú te tomas todo a la ligera— Mencionó rascando su cabeza con frustración.
—Y tú te tomas todo muy enserio.
Ambos se vieron por unos momentos, con una expresión totalmente sería. Una sonrisa apareció en sus labios y finalmente terminaron riéndose. Mientras aún no llegarán a la Academia todo sería tranquilidad, algo de lo que muy poco podían disfrutar.
—Trata de no meterte en problemas hoy ¿bien?— Le pidió al menor mientras revolvía sus cabellos.
—¡Bien!
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Tsukasa llegó a su salón abriendo la puerta de golpe. El estruendo resonó por las pasillos dando a conocer lo solitario que aún se encontraba el lugar.
—¡Oh! ¡Kaida-chan!
—Buenos días.
Feliz por verla, se lanzó a abrazarla provocando que los dulces que tenía se cayeran al suelo al igual que ellos.
—Pudiste haberte lastimado ¿estas bien?
Preguntó con preocupación mirándolo. Tsukasa no respondió, tenía su atención puesta en otra cosa.
—Kaida-chan... ¿Me das uno?
Señaló los dulces regados en el suelo. Ella sonrió y asintió en modo de respuesta.
—Puedes tomar los que quieras.
—¡¿Enserio?! ¡Que bien!
Comenzó a recoger los dulces, ella imitó su acción. Ambos tomaron asiento después de haberlos recogido.
—¡Dulces!— Exclamó contento para luego comenzar a comer.
