Capítulo 13

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5:00 AM

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5:00 AM

Los rayos del sol iban iluminando de a poco el oscuro y frío salón.

Kaida se despertó, observó hacía los lados notando a ambos hermanos dormidos. Verlos provocó un gran alivio en su interior el cual fue acompañado con una sonrisa que, desafortunadamente, fue desapareciendo dejando simplemente un gran expresión de tristeza. Ambos tenían el uniforme sucio y desalineado, podía notar las heridas en sus brazos, cuello y rostro también se dio cuenta que las heridas habían sido tratadas.

Llevó su vista a sus brazos y piernas notando vendajes en estos. Acarició una de sus mejillas sintiendo las gasas en su rostro, subió su mano hasta su cabeza sintiendo una venda alrededor de esta. Alguien los había ayudado pero ¿Quien?

Alzó rápidamente la mirada, buscando a la persona que los había ayudado pero no había nadie más ahí aparte de ellos. Eso la entristeció. Quería agradecerle a quién los había ayudado sin embargo no le sería posible.

—¿Quieres un dulce?

Bajo su vista encontrándose con tres mokkes. Uno de ellos le ofrecía, extendiéndole con las orejas, un dulce con sabor a limón.

—Muchas gracias.

Tomó el dulce y acarició la cabeza de cada uno de ellos. Al verla despierta una contenta expresión se reflejó en sus rostros seguidamente bajaron de la camilla para luego marcharse.

—Esto no es bueno— Murmuró deprimida —Ella... podría venir por mi si sigo así— Fijó su vista en el dulce entre sus manos el cual apretó haciendo crujir la envoltura —Pero aún no puedo ir...— Alzó su vista hacía la puerta, observando con detenimiento los desolados pasillos —¿Que debería hacer?

✧⋆︎⋆︎✧

Ya eran alrededor de las nueve de la mañana y ninguno podía salir de ahí. Órdenes de la enfermera que, por los momentos, no se encontraba en el lugar.

—¡Esto es aburrido!— Exclamó fastidiado Tsukasa dejándose caer en la camilla —¿Creen que si la enfermería se incendiara nos dejarían salir?

Preguntó curioso, no escuchó respuesta simplemente obtuvo una mirada temerosa por parte de Amane y una preocupada de Kaida.

—Solo bromeó— Finalizó sonriendoles de forma inocente.

No sabían si sentirse tranquilos o más preocupados con esa respuesta.

—Kurobane... lamento lo que paso en la azotea— Se disculpó avergonzado mirando cualquier cosa que no fuera ella. Aún no superaba ese incidente que lo apenaba muchísimo.

—Pero no sucedió nada malo, no debes disculparte.

—Si, nosotros fuimos los que caímos sobre tí, Amane— Recordó confundido sin entender las disculpas de su gemelo.

Recuerdos del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora