Capítulo 11

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5:30 AM

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5:30 AM

Había llegado primera al salón, como era su costumbre. Llegar temprano le daba tiempo de descansar tanto de su familia como de sus compañeros.

Observaba con impaciencia el reloj de pared que se encontraba arriba del pizarrón luego miraba la puerta y así sucesivamente.

Ese día había llegado con todo el valor que tenía. No iba a dejar que las cosas quedarán mal entre ellos, nada le aseguraba que el problema se resolvería pero igual intentaría arreglarlo.

—Aqui tienes.

Le dió un dulce al mokke que peinaba sus cortos cabellos. Había perdido la noción del tiempo al estar jugando cartas con otros dos mokkes ¿Como eran tan buenos? No había logrado ganar ni una sola partida y como consecuencia había perdido todos sus dulces.

—Ah... Me rindo por hoy— Les dijo sonriendo con cansancio.

—¿Quieres uno?— Los dos le ofrecieron un dulce cada uno, tratando de animarla.

—Gracias, mañana traeré más— Tomó los dulces y comió uno. No era de perder que estaba cansada sino por el castigo del fin de semana.

—¡Kaida-chan!

Miró hacía la puerta al escuchar su nombre; sorprendiéndose al ya sentirse rodeada por los brazos de Tsukasa. Sonrió e igualmente correspondió el abrazo.

Él azabache alzó su vista al escuchar una voz chillona quejarse notando al mokke que había estado peinando a la chica. Acercó una de sus manos, lo tomó por la oreja para luego lanzarlo lejos de ella no sin antes escuchar un "Huyan" por parte del mokke. Al oírlo los otros dos se bajaron de la mesa y salieron corriendo asustados.

—Luces cansada ¿Estas bien?

—¿¡De verdad luzco tan mal!?— Preguntó alterada buscando algo para poder verse. No quería lucir mal ese día.

Tsukasa soltó una risita al verla tan alterada por algo tan insignificante. Tomó las mejillas de Kaida en sus manos haciendo que le prestará atención únicamente a él. Le fascinaba verse reflejado en esos brillantes y profundos ojos rojos.

—Luces igual que un mokke.

Su juguetona sonrisa y sus ocurrentes palabras la hicieron sonrojarse.

—Con ese color en tú rostro te pareces más a uno— Su juguetona sonrisa se volvió pícara.

—¡Ay ya! ¡Deja eso!— Intentó apartar la vista pero él aún tenía su rostro entre sus manos.

Recuerdos del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora