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“Si aún no estás listo para la verdad mejor no la busques”
9:10 PM
Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera pudo evitarlo.
Lo último que recordaba era que estaba impidiendo que Tsukasa entrará al baño de chicas cuando sintió que jalaban su brazo. Observó a Tsukasa entrar al lugar extendiéndole su mano para que ella se sujetará. Sus dedos solo llegaron a rozarse y mientras la figura de Tsukasa se desvanecía todo se iba llenando de una inmensa oscuridad.
El lugar donde ahora se encontraba era tenebroso y lúgubre, también estaba húmedo lo que la espanto, al notar que solo era agua la calma regresó un poco a ella. Finalmente se puso de pie.
—¿Que es este lugar?
Escuchó el leve eco de su voz, un sentimiento de soledad la invadió ya que aquello le indicaba que estaba completamente sola. No parecía estar en la Academia pero sino era ahí ¿Donde estaba?
—¿Uh?
Bajó su vista hacía el suelo, sentía como su uniforme era levemente jalado. Lo que vio la sorprendió unos momentos. Era un grupo de manos que tiraban y a la vez le señalaban en una misma dirección. Era extraño pero al menos no estaba completamente sola.
—¿Quieren que vaya por ahí?
Levantaron su pulgar en señal de aprobación. Sin objetar nada al respecto comenzó a caminar en la dirección que le indicaban. Al ir avanzando podía notar que se acercaban a una puerta.
Al llegar y entrar por esta lo que vio la dejo maravillada. Era un gran salón con escaleras que parecían no acabar nunca, con muchos espejos de varios estilos en las paredes, estás eran de un color azul aqua con tonos en amarillo pálido.
Las manos festejaban; al verlas se confundió ¿Por que estaban tan felices? sin embargo no quiso preguntar.
No le quedaba más opción que seguir avanzando. Mientras caminaba observaba los alrededores. Era un lugar realmente hermoso pero eso no hacía que su inquietud desapareciera.
Al ir tan distraída no notó el gran espejo frente a ella y por lo tanto término chocando con el.
—Auch...— Se quejó sobando su cabeza al levantar la vista pudo ver su reflejo —¿De donde salió este espejo? No estaba aquí cuando empecé a caminar— Se dijo a sí misma colocando una mano sobre el vidrio.
—¡Magnifico!
La voz que se escuchó al otro lado del espejo la asustó de tal manera que la hizo caer. No quitaba su vista de aquel objeto menos cuando esté había comenzado a brillar en un resplandor oscuro.
—Es un gusto tenerte aquí, en mis dominios, joven Kurobane.
—¿Como... sabes quién soy?— Preguntó ya un poco más calmada. Debía mantenerse tranquila, aún no sabía quién era el dueño de esa voz.
