Capítulo 12

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9:10 AM

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9:10 AM

No sabía si estaba siendo exagerado pero no podía evitar pensar en la pregunta que su hermano le había hecho. La incógnita provocaba que su cabeza diera vueltas y vueltas en lo mismo sin parar.

¿A que saben los besos, Amane?

¿Como rayos iba a saberlo? Nunca había besado a nadie y nunca le había importado... hasta ahora.

—¡A-ma-ne-kun!

Le gritaron haciéndolo salir poco a poco de su trance.

—Ah lo siento Kurobane...— Se disculpó torpemente riendo con nerviosismo.

—¿En que estabas pensando?— Preguntó curiosa sentándose frente a él.

—Bu... bueno— Su vista se fue inmediatamente a los labios de la chica —¡No... no es na... nada!— Balbuceó sonrojado y nervioso desviando la mirada.

—¿Estas seguro?— Indagó preocupada sin dejar de mirarlo.

Amane solo asintió frenéticamente a la pregunta. No quería hablar ya que temía balbucear cosas sin sentido. A duras penas había respondido correctamente a lo anterior.

—¡Los encontré!

Gritó una emocionada e infantil voz que definitivamente pertenecía a Tsukasa.

—¡Espera no te lances!

Advirtió pero ya era demasiado tarde, su hermano ya estaba en el aire, listo para caer encima de él y darle un abrazo.

—¡Tsukasa!

✧⋆︎⋆︎✧

Se había quedado sola ya que después de lo que pasó, Amane, se había marchado inmediatamente llevándose a Tsukasa consigo.

—¿Por que crees que se hayan marchado, Yako-san?— Preguntó aún confundida mirando a la mencionada.

—Ignoralos, no hay ningún hombre bueno.

Le respondió ella con firmeza a lo que Kaida solo asintió. Seguía sin comprender y la respuesta de la kitsune no había despejado su duda.

—Kaida-san— La llamó en un tono serio al tiempo que tomaba su otra apariencia.

—¿Su... sucede algo?— Preguntó nerviosa ya que la mayor había tomado sus manos entre las de ella.

—Mantente alejada de ese espectro ¿De acuerdo?

Sus palabras la sorprendieron. Sabía a quién se refería pero... quería respuestas.

—Kaida-san sabes porque te pido esto ¿verdad?— A pesar de mostrarse seria en su voz se notaba preocupación.

—Si pero yo...— Musitó mirando hacía el suelo —Yo no puedo hacerlo... lo siento...

Recuerdos del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora