12· Un día con Alexander.

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Los días volvían a pasar, el invierno se hacía cada vez más frío. Era tan feo estar encerrado sin poder salir por el frío. Julen aguantaba las ganas de llamar a Max y preguntarle si quería juntarse con el.

Pero, Julen se ponía cada vez más triste al ver las redes sociales de su amigo, se veía tan feliz con aquella chica, incluso sonreía, cuando Julen estuvo con Max ni siquiera sonrió por un segundo, de repente Julen comenzó a preguntarse; "¿Yo causaba trisiteza en Max?" Lo sintió así y lo pensó así.

El causaba tristeza en Max.

Días deprimidos por pensar eso, quizás para algunos era tan estúpido pensar eso, pero para el no, no quería causar tristeza en Max, Julen quería que Max sea felíz, si no es con el, que alguien más lo haga felíz, todo estaría bien para Julen si Max era felíz.

Las vacaciones de invierno Iban a terminarse, solo quedaba otra semana y entrarían de nuevo a la Universidad. Julen decidió aprovechar esa última semana e ir a pasear, al menos comprar algo de ropa. Julen fue a su habitación, lo cual estaba perfectamente ordenada, busco ropa bastante abrigada para poder salir y aguantar el frío por algunas horas.

Cuando ya estuvo listo tomo lo que iba a llevar y salió de su departamento, no sin antes de despedirse de su hermoso gato, dándole una caricia en sus orejitas. Julen cerró su puerta con seguro y bajo las escaleras, para poder ir a la puerta principal.

Cuando salió del edificio sintió como un gran viento frío golpeó su rostro, haciendo que su piel se ponga algo pálida y su nariz se ponga un poco roja. Camino por la vereda, viendo a poca gente por la calle, le encantaba tanto esa estación del año.

Caminó por el gran centro, viendo algunos negocios abiertos y algunos cerrados. Julen al ver una tienda de mascotas se acercó, quizás comprarle juguetes a su lindo gato sería una buena opción. Cuando entro saludo amablemente y comenzó a buscar un par de juguetes para su gato, también compro algo de comida, aunque tenía suficiente para hacer engordar al señor bigotes.

Julen sonrió satisfecho al ver todo lo que le compro a su gato. Aún con la vista en la bolsa, revisando nuevamente lo que le había comprado, siguió caminando, sin ver hacia adelante, pues, casi nadie había en la calle. Pero se equivocó, Julen chocó con alguien por accidente.

Levantó la vista de inmediato para poder disculparse, pero se sorprendió al ver a Alexánder, quejándose y maldiciendo en voz baja. Hasta que el levantó la vista, ambas miradas se unieron, los dos sonrieron al mismo tiempo y se saludaron al mismo tiempo.

Julen sonrió levemente y luego levantó su mano para poder saludarlo, pero en cambio recibió un fuerte abrazo de Alexánder. Julen río suavemente mientras correspondía aquel abrazo repentino.

—Julen, no te veo desde el verano... ¿Estás bien?

Julen solo asintió varias veces, sin borrar su sonrisa. Extrañaba un poco a Alexánder y las idioteces que el hacia.

—Estoy bien... Supongo.

Alexánder toma la mano de Julen, haciendo que el comenzará a caminar. Julen se detuvo y miro confundido a Alexánder.

—¡Vamos! Los dos no tenemos nada interesante que hacer.

Bueno, el tenía razón, Julen solo compro juguetes para el señor bigotes. Julen correspondió al agarre de Alexander y comenzó a caminar a su lado. Alexánder forzaba el agarre de sus manos, y aunque las mejillas de Julen estaba rojizas por el frío, se podía notar el sonrojo.

—¿A dónde vamos exactamente?

Preguntó Julen bastante curioso, lo cual Alexander solamente levantó sus hombros.

—Vamos al muelle, allí hay juegos, y una gran rueda.

Julen río levemente y asintió, Alexander no soltaba su mano, a Julen no le molestaba pero se sentía algo avergonzado. Los dos caminaron de la mano, hablando de manera alegre, los dos estaban alegre, Julen estaba alegre.

Cuando llegaron al muelle Julen se sorprendió al ver una feria, pensaba que solo hacían ese tipo de cosas en el verano. Cómo Alexánder lo dijo, habían juegos y una gran rueda que tenían luces de varios colores. Julen salió de su "viaje astral" cuando sintió que Alexánder entrelazaba sus dedos.

Julen solamente correspondió a su agarre, miró a Alexander y sonrió mostrando sus dientes, lo cual Alexander le devolvió el gesto. Los dos caminaron hacia un puesto de juegos, lo cual debías embocar pelotitas en unos barriles que había ahí, para poder ganar un peluche.

—¿Quieres un osito panda?

Preguntó Alexander mirando a Julen, lo cual este asintió con emoción. Alexander pagó para que le dieran las pelotitas.

En el primer intento falló.

En el segundo también.

El tercero también.

Y el cuarto también.

—Carajo... Creí que esto sería fácil.

Solo quedaban cinco pelotitas, los dos se miraron al mismo tiempo y rieron. Julen tomo dos pelotitas y le apunto a uno de los barriles y embocó en este.

—Bien, para ti si es fácil.

Alexander rio y luego espero a que Julen termine, lo cual terminó ganándose su osito panda. Julen tomo el premio de manera animada y miro a Alexander.

—Para ti.

Dijo Julen dándole el osito panda a Alexander, lo cual el nego mirándolo. Julen simplemente le dió el peluche y volvió a tomar su mano, para caminar directo a un carro dónde vendían golosinas.

Compraron un algodón de azúcar, lo típico cada vez que ibas a un parque. Caminaron los dos, tomados de la mano, sin tomarle tanta importancia al rededor. Por un  momento Julen se había olvidado de lo que pasó con Max, disfrutaba demasiado la compañía de Alexander.

Así pasó su día, los dos tomados de la mano, comiendo un algodón de azúcar, aparentando ser una pareja común y corriente, pero solo eran simples amigos, amigos que se toman la mano y se besan en algunas ocasiones.

Julen sentía felicidad, Alexander le causaba felicidad.

Me enamoré de un Heterosexual.  [ChicoxChico]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora