28

99 14 5
                                    

--Tus calificaciones han bajado mucho, Changbin.-- Comentó el profesor de Historia, que le había citado en un recreo después del maravilloso suspenso del último examen.

--Lo sé, lo siento.-- Bajó la cabeza avergonzado, pues sabía que tenía razón. Desde que no "estaba" con Felix había perdido la motivación para estudiar aquella asignatura que tan mal se le daba. Felix le ayudaba a entenderlo, se lo contaba como si fuera un cuento y eso lo hacía todo más fácil.

--¿Ha ocurrido algo en especial? En el examen anterior sacaste muy buena nota.

--¿A qué se refiere con algo en especial?

--No sé... ¿Pasa algo en casa? ¿Has roto hace poco con tu pareja?

--Qué va.-- Aunque realmente el profesor Kim tenía razón en ambas, Changbin no era bueno hablando de sus sentimientos, nunca lo había sido, y tampoco le apetecía sacar esos temas a flote.

--¿Estás seguro? Me puedes contar lo que quieras, Changbin. Estás seguro conmigo, no te preocupes.

--No es eso, profesor, es que no me siento agusto hablando de estas cosas, ¿me entiende?

--Claro que te entiendo, a mí también me pasa. Ven después de clase a mi departamento si quieres charlar o distraerte. Sé que la adolescencia puede ser dura, siempre está bien desahogarse un poco.

--Está bien, gracias.-- Pensó que quizás sí le vendría bien hablarlo con alguien, ya que aparentemente no le quedaban amigos más allá de Felix y las cosas con él estaban bastante incómodas.

--Lee y Han, estáis castigados después de clase.

--Sí, profesor.-- Bufaron los dos bajando con cuidado de la canasta del gimnasio.

Se habían ganado ese castigo a pulso por haber trepado hasta la canasta en un descuido del profesor para ver cómo se veía todo Hyunjin desde las alturas.

--Pero que conste que la idea fue de Hyunjin.-- Murmuró Jisung por lo bajo.

--¿Es eso cierto, Hwang?-- Replicó el profesor de educación física, pues lo había oído.

--Em... bueno... verá...-- Hyunjin se rascó la nuca mientras se ponía colorado de la vergüenza.

--Maravilloso, tres castigados hoy. ¿Alguien más quiere unirse a la fiesta? Jaemin, baja esa mano.

--Pero yo quiero fiesta.-- Jaemin trató de hacerse el gracioso con sus amigos, pero le salió el tiro por la culata.

--Pues van cuatro, ¿Alguien más?-- Al final, terminaron siendo media clase castigados.

Aquella era una clase muy unida, y si cae uno caen todos, por lo que Felix, Jisung, Hyunjin y Jaemin ahora estarían acompañados por Jeno, Haechan, Seungmin, un chico chino que había llegado hacía poco y que al parecer se llamaba Renjun y dos chicas, Yeji y Lia. Qué grupo más completo, seguro que no se aburrían durante la tarde.

Changbin, por su parte, no podía apartar los ojos de Felix mientras este tiraba a canasta o sujetaba la pelota de baloncesto entre sus brazos como si estuviera abrazándola. Adorable.

Sacudía su cabeza cuando se daba cuenta de que quizás estaba siendo muy evidente. Aquellas tres semanas habían sido especialmente incómodas, pero lo que más le molestaba era que Felix se veía feliz. Odiaba no poder producirle esa alegría al chico que, tarde o temprano, le acabaría gustando también... aunque quizás ya era tarde.

El timbre de la última hora sonó y los diez chicos llegaron al aula de los castigados, que se hallaba en la tercera y última planta del edificio, en el medio del largo pasillo.

Llamaron a la puerta, pero el profesor de guardia no había llegado aún. Hyunjin y Seungmin rezaban en silencio para que no fuese Jinyoung.

--Así que vosotros sois los castigados, ¿eh?-- Murmuró una vocecilla al final del pasillo. Era la profesora de Ciencias Naturales, una señora con principio de artritis, amargada y al borde de la jubilación. Alzó el café que llevaba en la mano y le lanzó las llaves a Yeji. --Entrad en el aula, gandules, que os está bien empleado.

Los diez entraron sin rechistar, alguno aguantando la risa porque la señora podría ser perfectamente su abuela, pero más borde.

--¿Qué vamos a hacer, señora Yoon?-- Preguntó Jeno una vez estuvieron todos sentados.

--Menos hacer ruido, lo que queráis, que tengo que corregir exámenes.

--A ver, a ver... se me ocurre una cosita...-- Murmuró Lia, sacando de su mochila una baraja de cartas del Uno.

--Buah, te adoro.-- Dijo Felix sentándose a su lado. Amaba jugar a las cartas, le recordaba a su infancia.

Hicieron un corro con las mesas y Lia comenzó a repartir las cartas para jugar. Una vez cada uno tuvo siete, Renjun fue el primero en comenzar, seguido de Hyunjin y Seungmin, Jeno, Yeji y demás.

Ocho partidas después, Haechan miró a la maestra de casualidad y casi le da un ataque al miocardio.

--¿¡Se murió!?

--¿¡Qué dices!?-- Le siguió Felix.

La docente descansaba su cabeza sobre el escritorio, inmóvil. Jisung, tan alarmado como sus compañeros, se acercó a ella.

--¡No respira!-- Chilló.

--Pero si está dormida, ¿no oís cómo ronca?-- Seungmin los cortó.

--Ya podéis darme las gracias.-- Hyunjin sacó triunfante un pequeño botecito de su bolsillo. "Pastillas para dormir" que de alguna manera habían acabado en el café de la señora. --Tenemos unas tres horas hasta que se despierte.

--Ídolo.-- Jaemin le dio una palmada en la espalda.

--Bueno, coged las llaves, nos vamos de excursión.

--Espera, Hyunjin, ¿y si jugamos al escondite?

--Hwang, eres brillante.

--Lo sé-

--Se lo decía a Yeji, Hyunjin.-- Lia chocó la mano de su mejor amiga.

Jisung se dio la vuelta, tomó iniciativa y empezó a contar hasta cien, mientras los demás salían disparados por los pasillos en busca de un lugar donde esconderse.

Lia, que había sido lista, había cogido las llaves que estaban sobre la mesa de la profesora y había echado a correr sin darse cuenta que alguien la seguía. En cuanto abrió la puerta del primer despacho que encontró, supo que podría meterse en un buen lío.

--Joder con el señor director.-- Murmuró el chico tras ella.

--¡Felix!-- Gritó en un susurro con una mano en el pecho, a la altura del corazón. --¡Qué susto! Anda entra.

Cerró la puerta tras ellos y dio una vuelta tras el escritorio del director Park. Una reluciente plaquita decía JYP y un montón de papeles y bolígrafos desordenados cubrían la superficie de la mesa. Pero a Lia no le interesaba la superficie, sino lo que encontró en uno de los cajones.

--No. Me. Jodas.-- Dijo mostrándole a Felix la botella de ginebra blanca que acababa de encontrar. --Ya tenemos la tarde resuelta.

꒰ glitch ꒱ 𝘴𝘵𝘳𝘢𝘺 𝘬𝘪𝘥𝘴 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora