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Aquel miércoles Hyunjin se quedó después de clase en el instituto para conseguir tener una conversación (que esperaba que fuera civilizada) con el profesor Park. Se acercó al departamento de Matemáticas, esperando encontrarlo allí. Sin embargo, nadie respondió cuando llamó a la puerta, por lo que supuso que Jinyoung no estaba allí. 

--Hyunjin.-- Esa voz le sorprendió por la espalda.

--Ho-hola. Em... ¿Podemos hablar?-- Agachó la cabeza al notar que estaba sonrojado. Jinyoung tenía un efecto en él demasiado grande, y eso debía cambiar pronto por su propio bien.

--Entra.-- Introdujo la llave del departamento en cerradura y ambos entraron. Volvió a cerrar con llave desde dentro para evitar que nadie metiera las narices donde no le llamaban. --¿Todo bien? Ayer en clase parecías agobiado.

--Lo estoy. Ahm... no sé cómo empezar.-- Murmuró para sí mismo. --He estado pensando y-

--Y quieres dejar "esto". Lo sé, se nota.

--Ambos sabíamos desde el principio que no iba a funcionar durante mucho tiempo. Además, te he notado muy distante últimamente y creo que esto no da para más.

--Verás... creo que deberías saber esto; mi mujer está embarazada y-

--No me pongas de excusa a tu familia. He visto cómo miras a Yerim, por ejemplo, y no es la única.

--¿A dónde quieres llegar?

--A que me digas la verdad.-- Le plantó cara. --Ya va siendo hora.

--¿De qué vas? Te estás buscando problemas, niño. Para ti y para el señorito Kim.

--¿Seungmin? ¿Qué pasa con él?-- Inconscientemente apretó los puños.

--Me dejas para ir con él.-- Dijo con simpleza.

--Hazle algo y-

--Y, ¿Qué?

--Y te denuncio. Ahora que vas a tener un bebé, no te gustaría perder tu trabajo por acostarte con alumnos, ¿A que no?

--No eres capaz.

--Tengo tanta capacidad como pruebas.-- Dio un paso adelante e introdujo su mano en el bolsillo del pantalón del docente para sacar la llave del departamento. --Déjame en paz y a Seungmin también. No tengo más que hablar.

Se dio la vuelta, abrió la puerta y se fue. Bajó las escaleras y salió del instituto con una sonrisa en la cara. Lo había logrado, lo había hecho bien.

Seungmin le estaba esperando fuera. La sonrisa de Hyunjin le dijo todo lo que quería oír. Ya no había obstáculos en su camino, podría tener por fin una oportunidad con el chico.

Hwang se acercó a él corriendo y lo tomó en un abrazo, levantándolo del suelo gracias a la ventaja que tenía en cuanto a altura. Podía oler el aroma de su cabello suave y brillante, sentir el latir de su corazón colmado de júbilo o sus manos rodeando su cuello y sus piernas descansando en sus caderas. También escuchó otra persona bajando las escaleras detrás de ellos, supuso que sería Jinyoung, así que lo ignoró por completo.

--Estoy feliz. Vamos a celebrarlo.-- Murmuró Seungmin antes de volver a pisar el suelo.

Pero aún cuando los pies de Kim ya habían tocado tierra, Hyunjin no deshizo el agarre de su cintura, sino que lo aproximó a su cuerpo y miró con profundidad en sus ojos, viéndose reflejado en el color azabache de estos.

Su mirada se desplazó hasta sus rosados labios y luego de vuelta a sus ojos. ¿Debería? Ya que ganas no le faltaban, se inclinó sutilmente sin dejar de sostenerle la mirada.

--Ey, quieto ahí.-- El momento fue interrumpido de sopetón por cierto profesor que bien conocían. --Si van a comerse los morros en mi cara, al menos traigan palomitas.-- Bromeó en su peculiar acento.

--Jae, yo te mato.-- Respondió mientras el más joven escondía su sonrojado rostro en el hueco entre su cuello y su hombro.

--Así que lo que me había contado Jeongin era cierto...

--Que Jeongin te ha dicho ¿qué?-- Kim alzó la cabeza de golpe.

--Esta misma mañana vino a la sala de profesores y me contó que os había oído hablando en el baño cuando echaron a Hyunjin de matemáticas.-- Relató.

--Ese enano desgraciado...

--Si estabais en la sala de profesores es posible que os oyera Jinyoung, ¿No?-- Divagó Hwang a pesar de la maldición de Seungmin.

--Sí, supongo que sí.

--Vale, eso explica por qué Jinyoung sabe que tú estás metido en todo esto.-- Se dirigió al menor de los tres. --No te preocupes, no te hará nada. Sé lo importantes que son tus calificaciones para ti, si te perjudica en algo, me lo dices y yo me encargo.

--Aw, qué tierno. Si me disculpáis, voy a vomitar arcoíris.

--Jae, ¿Tú no tenías que llevar a tu gato al veterinario?-- Inquirió Kim con el fin de que les dejara en paz de una vez.

--¡Ah! Sí, es verdad. Gracias por recordármelo. Hasta mañana, chicos.-- El docente corrió a su coche y desapareció en menos que canta un gallo.

--¿Cómo sabías lo de su gato?

--No lo sabía, intuición.

--Qué miedo.-- Volvió a sonreír y cogió su mano, entrelazando sus dedos.

--¿Me acompañas a casa?

--Mejor te invito a comer.-- Hyunjin le regaló un beso en la mejilla y echaron a andar.

·

Después de una ardua semana sin parar de corregir, por fin era viernes. La sala de profesores estaba desierta mientras se preparaba un café y tarareaba una canción que llevaba dando vueltas en su cabeza desde el fin de semana anterior; perfect, de Ed Sheeran.

No se percató de la nueva presencia en la habitación hasta que alguien comenzó a armonizar con él. De un respingo, se dio la vuelta para reconocer al enfermero escolar y dejó de cantar.

--¿Por qué paras? Me gusta tu voz.-- Comentó Bang sin levantar la mirada, mientras buscaba entre los ficheros de alumnos. --Por cierto, soy Christopher Bang.-- Ahora sí, levantó la vista.

--Kim Woojin, del departamento de Historia.-- Saludó de vuelta. --¿No hemos hablado antes?

--Me temo que no he tenido el placer.-- Chris sonrió sin mostrar los dientes, dándole un aspecto adorable.

Woojin se aclaró la garganta. --¿Puedo ayudarte en algo?

--La verdad es que sí. ¿Sabes dónde guardan los números de teléfono de los padres de los alumnos?

--¿Cuál estás buscando?-- Dio un sorbo a su café tras formular la pregunta.

--El de Lee Minho.

--Ese chico ya no está en el centro. Estará en los ficheros de antiguos alumnos, pero dudo que sigamos conservando los números de teléfono.

--Vale, muchas gracias.

--Cuando quieras.-- Woojin sonrió y salió de la sala, pues tenía clase ahora.

Chan se quedó tranquilo y en silencio un rato, pero enseguida escuchó a un conocido argentino vociferando barbaridades contra alguien. Ambos dos, atacante y atacado, entraron en la sala.

--Atrévete a meterte con alguno de los dos de nuevo y tomaré acciones legales, Park. Estás avisado.

--Ya son mayorcitos, ¿No crees que pueden defenderse ellos solos?

--Ey, ey, ey, calma. Os van a oír los alumnos.-- Trató de tranquilizarlos Bang.

--Ay, menos mal que estás tú aquí. Necesito dejar de ver a este idiota.-- Jae agarró la mano de Bang y lo sacó dando zancadas de la dichosa sala.

--¿Qué ocurre con Jinyoung?

--Mejor preocúpate por lo que ocurre con Seungmin.

꒰ glitch ꒱ 𝘴𝘵𝘳𝘢𝘺 𝘬𝘪𝘥𝘴 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora