Segunda parte de Mio (dominación).
Con cachorros fugitivos, comidas extravagantes, muchos fetiches. Yoongi siendo el mejor Dom de la historia.
Un esperado e inesperado final no tan final.
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-¿Qué pasa chico?- Yoongi levantó la vista de su teléfono, cuando Seokjin murmuró algo, lanzando miradas de muerte a través de la concurrida cafetería- Pensé que querías concentrarte en mí.
Seokjin hizo un gesto furioso con el antebrazo hacia una joven sentada cerca de las ventanas.
-¡Estúpida chica me está tomando fotos!
Yoongi se dio vuelta para ver hacia dónde apuntaba, y efectivamente había una chica escondida con la cara roja detrás de su iPhone, fingiendo estar ocupada.
-Mhm- él asintió, tirando de la silla al lado pequeño de la mesa- Quieres sentarte aquí.
Seokjin murmuró algo inaudible, cambiando de asiento para estar más cerca de Yoongi y de espaldas a las ventanas.
Yoongi le entregó a Seokjin un pañuelo.
-¿Seguro que quieres trabajar esta noche?
-Hm- Seokjin estaba seguro. La horrible lista de cuadrados en el refrigerador se burlaba de él cada vez que entraba a la cocina. Quería poner dinero en el mostrador para Yoongi.
Yoongi observó cómo el otro hombre se limpiaba la nariz.
-Uno- lo dijo tranquilo y casi casualmente, pero se ganó una mirada sorprendida de ojos marrones. Levantó las cejas, sin ver ningún problema con su decisión- ¿Qué, no puedes responder correctamente porque tienes un maldito resfriado?
Seokjin frunció el ceño, teniendo una respuesta obstinada en mente, pero luego no se atrevió a decirla porque Yoongi inclinó la barbilla hacia abajo, dándole una mirada de advertencia. Se limpió con el pañuelo enrollado una vez más sobre la nariz, murmurando una respuesta brusca.
-Quiero trabajar esta noche.
-Quieres mirarme y repetir.
Seokjin sorbió la nariz y miró a través de su flequillo.
-Quiero trabajar.
-Mhm. Dilo como un niño realmente bueno.
Seokjin metió los dedos debajo de la mesa, cuando una mariposa traviesa tocó el interior de su pecho.
-¿Quiero trabajar esta noche?- exhaló, sus ojos se lanzaron nerviosamente a un lado por un segundo- Señor.
-Buen trabajo- Yoongi elogió en voz baja y oscura, muy complacido con la actitud mucho más tranquila del otro hombre, enfocado solo en él- ¿Cómo quieres sentarte para mí? Muéstrame.
Seokjin se movió en su asiento, enderezando su espalda y hombros, sus ojos en Yoongi, buscando confirmación.
Recibió un solo asentimiento.
-Muy bien. Así es como me gusta, ¿verdad?
-Hm- Seokjin asintió también, deseando poder sentarse debajo de la mesa, entre las piernas de Yoongi- Si.
