Kimetsu no Yaiba | One Shots

AkaKoyu: Mi protector, mi príncipe

Notas:

•Hakuji (Akaza) Soyama x Koyuki.

•AU.

•Abuso sexual explícito.

•Al fin me enteré del verdadero apellido de Hakuji, that's great.

Sinopsis:

Todo era demasiado, demasiado perfecto, hasta que ya no lo es, pero eso no hace otra cosa que no sea unir más a Koyuki y Hakuji.

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La vida probablemente nunca se había sentido mejor, más cómoda. Era algo hasta extraño para Hakuji, pero se adecuaba, especialmente porque le gustaba.

Nunca había esperado conseguir algo bueno de la vida, esta misma siempre había jodido con él de todas las formas posibles. Sin embargo, parecía que de alguna forma le habían recompensado, o algo por estilo.

No le gustaba ese término, aún odiaba al universo y en verdad no le creía capaz de darle algo bueno, tampoco quería asumirlo a riesgo de que le jodan de nuevo, pero inevitablemente pasaba por su cabeza porque todo era tan bueno, tan bueno que no podía creérselo.

A veces su felicidad era demasiado, tanto que era hasta raro.

Le gustaba despertar junto a la mujer de su vida, en una cama que compartían, en un lugar al que llamaban hogar.

Ella se veía como un ángel mientras dormía, tan hermosa y perfecta. Era difícil de creer que el mundo le había recompensado por todos sus crímenes de más jóven con una persona así de dulce y buena.

Hurtos, palizas. No es como que robara sin necesitarlo o como si apaleara a alguien que no lo mereciera, pero el mundo siempre fue tan injusto que eso parecía ser suficiente para determinar toda su vida.

La suave piel color nieve de Koyuki le hacía creer aunque sea un poco menos en la injusticia que poseía esta vida, cada vez que acariciaba su rostro.

Tal vez podría quedarse allí un rato más, solo para descansar con ella. Sin embargo, no tenía ángulo para abrazarla ya que esta estaba durmiendo de frente hacia él en el borde de la cama y además no era una persona a la que le gustara quedarse quieto en la cama haciendo nada.

Decidió que la dejaría dormir y se levantó para hacer el desayuno.

Actualmente compartía un departamento con su novia desde hace un tanto más de medio año. El padre de esta les había ayudado a comprar un lugar ya que su relación estaba bien formalizada y además cuando, tardíamente, Hakuji terminó la escuela, dejándole centrarse en su trabajo por completo.

No es como que él tuviese un especial deseo por terminar lo que le había quedado pendiente de la preparatoria, no lo veía necesario ya que solo trabajaría enseñando y compitiendo en artes marciales, pero todos habían insistido. Koyuki, Keizo, su papá. Bueno, les dio el gusto.

Desde que Hakuji trabajaba con él su dojo tenía mucho más reconocimiento. Él ya era muy bueno, mejor que él, pero tener un alumno tan escandaloso y conocido le había dado un poco más de atención, ni hablar de cuando "lo enderezó" y le hizo pasar a ser un respetuoso competidor en cada encuentro que peleaba. Los padres amaron eso y empezaron a enviar a sus niños problema con él para que les enseñara modales mientras a su vez podían canalizar su energía e ira de una forma más apropiada, sin meterse en peleas callejeras.