Kimetsu no Yaiba | One Shots

SaneNezu: Última vez

Notas:

•Sanemi Shinazugawa x Nezuko Kamado.

•Mundo canónico.

•Spoilers del manga.

•Mis disculpas a Zenitsu.

•En la escala del 1 al 1000, ¿qué tanto me odian por pausar la historia para hacer otra de una serie que no ven/pareja que no shipean?

Sinopsis:

Nezuko iba a casarse y empezar una nueva vida con su futuro marido, ella deseaba con todas sus fuerzas poder sentirse feliz y completa por aquello pero no podía.

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Se suponía que el día más feliz en la vida de una mujer era el día de su boda.

Nezuko siempre había querido casarse y tener hijos, siempre creyó que era lo que debía hacer de cualquier forma, era como si fuera imposible que eso se saliera de la fórmula de alguna forma, aunque bueno, no es como si su vida fuera como le enseñaron que sería, no desde que se convirtió en demonio, cualquier cosa podría pasar desde entonces.

Había regresado a ser humana, estaba de nuevo en su casa, tenía a su hermano mayor, tenía sus típicas tareas de casa, tenía amigos, tenía una vida normal y pacífica, era feliz, no podía decir lo contrario.

¿Por qué se sentía triste?

Había vuelto a ser humana luego de ser demonio, fue la primera en lograrlo, algo tan imposible.

Entonces, ¿por qué?

Le falta algo.

No.

Le falta alguien.

—¿Estás nerviosa? —pregunta Kanao, mientras continuaba arreglando el cabello de la menor.

—Sí —musita, jugando con sus dedos sobre su regazo.

—Tranquila, saldrá bien —Nezuko asiente levemente, aún algo pensativa.

Unos toquidos se escuchan desde la puerta, seguidos de la voz de Tanjirou.

—¿Puedo entrar? —pregunta.

—Adelante —responde su esposa.

Seguido de esto, el pelirrojo entra a la habitación y mira a las azabaches.

—Ella ya está lista —dice Kanao, dando un paso al costado.

Nezuko lo miró un momento en el reflejo del espejo y luego se giró en su asiento para que él la vea.

—Estás hermosa —dice, viéndola con aquellos ojos de cariño tan característicos en él.

—Gracias —musita, con una pequeña sonrisa.

—Le gente ya llegó, están yendo a sus asientos.

—¿Cuándo saldré? —pregunta la menor.