Capítulo 13.- Lila 2da parte

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Lila

Nil era tan terco, pero no me importaba, había logrado que el supiera aceptar mis sentimientos por él, con solo saber que era levemente correspondida. Lograría que el comprendiera los sentimientos de Ani, y que Ani aceptara los suyos.

Decidí que a la mañana siguiente empezaría mi plan, por obvias razones estaba limitada al tiempo en que pudiera encontrarla sola en la escuela.

Pero algo hizo que mi plan tuviera que retrasarse. De hecho, considere faltarme a clases, pero mis madres no me dejaron. Aunque normalmente corría dejando atrás a mi hermana Aria, pero esta vez preferí caminar a su lado por la incomodidad entre mis piernas. Usar ese objeto de lana con cubierta de tela no era nada cómodo.

Esto era lo único que me daba celos de mi hermana, al ser ella una Alfa solo le bajaba una vez cada tres meses, cinco al año. En cambio a mi me pasaba cada mes, o sea, catorce veces al año.

Mi hermana me dejó como de costumbre en la puerta de la escuela. Considere esperar a Nil en la puerta, pero la incomodidad en el interior de mi cuerpo me hizo desistir. No quería arriesgarme a quedar manchada por un mal movimiento en el momento que pasara.

No podía decir que las clases eran aburridas, nuestras maestras eran algunas de las mentes más brillantes de entre las umkhosi y sabían buscar nuestra curiosidad para enseñarnos.

Pero aún así soñaba con viajar al norte, más allá de la antigua ciudad de Astir, cruzar la frontera noroeste hacia el reino As'oan, donde se decía que vivían los mayores filósofos del mundo conocido. Si mis maestras sabían tanto, no lograba ni soñar todo lo que ellos debían saber.

Pero era un sueño imposible, aunque no era ilegal que les enseñarán a mujeres, pero había un rechazo general de los humanos Hanki hacia las Istar desde hace mucho tiempo, un rechazo mutuo que incluso en nuestro reino no se solucionaba.

Aunque nada les impedía ingresar, los humanos de la subespecie Intlango no tenían permitido establecerse dentro de los muros de la antigua Miriastir. La reina Adesha I, la primera de la subespecie istar, instauró esa ley de vivienda tras la guerra civil de Granio V, su primo segundo. Este se alzó en armas, declarando ninguna mujer tenía derecho al trono de Astir, mientras todavía tuviera primos varones.

En parte no se equivocaba, pues se suponía que la corona se deba a los sobrinos directos del rey, en caso de que no tuviera un hijo varón, con el padre de estos como regentes. Pero el rey Agli IV no había tenido hermanos ni hermanas que le dieran sobrinos directos, y ni su reina, ni sus dos concubinas le habían dado un hijo, por lo cuál había un vacío legal.

Granio V se sintió ofendido cuándo no fue nombrado heredero, y se negó a aceptar la coronación de Adesha I. Obtuvo mucho apoyo en las tierras del oeste, en la Montañas de Sangax en la frontera oriental y en gran parte de los Valles de Vehelia, en el corazón del reino, con excepción de la ciudad de Salix al sur de los valles.

Se dice que incluso la mayor parte de la guardia se unió a él, la reina Adesha I reconoció el valor del título de Granio V, que finalmente fue coronado en Vehelia. Y expresó que si los diversos pueblos y ciudades querían reconocerlo a el como su rey no tenía problemas en entregarle esas tierras, y reconocerlo como su igual, siempre que no forzara a ningún pueblo a hacerlo.

Pero Granio V no quería quedarse solo con cuatro quintos del reino, que eran leales a él, quería ser reconocido como único rey de Astir. Aún así aprovecho la paz que la reina le ofreció para preparar a sus fuerzas, y la reina Adesha también lo hizo, pues sabía que su primo segundo quería la corona y no se conformaría con la mitad sin pelear.

La batalla inicial cuándo la frontera fijada fue rota, resultó en una derrota para Adesha. Pero pudo retroceder a Miriastir, donde el asalto terminó en un desastre, el rey Granio V murió en batalla al intentar tomar la ciudad, dejando a Adesha como única reina, aunque está reconoció al hijo de Granio, Ordases como virrey de Vehelia y a su descendencia como sucesores en caso de que la casa real cayera.

Aún así la rebelión y la guerra le causó gran temor. Ordenó construir un segundo muro que rodeara Miriastir y extendiera ampliamente la zona protegida de la ciudad, para que los Hankis de Miriastir que no estaban casados con una Istar, habitaran solo esa parte entre los muros interiores y exteriores. Irónicamente se transformaría en la parte más lujosa de la ciudad, pues no dudó en dar compensaciones económicas importantes a los Hankis que aceptaron mudarse sin causar problemas.

Pero aún así en la mayor parte del reino no se vio bien que los obligaran a abandonar sus hogares. Se dice que el rechazo entre ambas subespecies surgió entonces y con el tiempo solo se incremento.

Los Secretos de Miriastir.- Celos entre HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora