Hace 1 día
Había pocas cosas que Sasuke Uchiha podía declarar como erradas, la mayor parte de sus decisiones estaban perfectamente fundamentadas, a base de lógica, precisión y una exhaustiva investigación previa. Dar un paso en falso en la misión significaba la muerte para cualquiera de su equipo, y haberlo vivido en carne propia tres veces empeoraba la situación.
Su cuerpo estaba acostumbrado al olor de la muerte rozando sus fosas nasales, sus manos temblaban de emoción por la adrenalina y sus pies se disparaban hacia el peligro. Por supuesto, eran emociones que durante una batalla debía calmar, era un ninja educado para ser sigiloso y correcto, lo último que se esperaría de él era que se lanzase de cabeza a la batalla sin más ideas que la de pelear con ambos brazos.
Y era porque todos sus compañeros muertos habían sido de esa manera, es que Sasuke había tenido que esforzarse el doble, para proteger la vida de su insensato compañero, la de la única mujer del grupo, y la suya propia. Su integridad física sobre todo era la que siempre terminaba pendiendo sobre un hilo de araña.
Confiar, entonces, incluso en sus propios compañeros, se volvió una tarea casi imposible.
Sin embargo, ahora se encontraba tomando el camino que lo llevaría hacia el pozo. Estaba tomando la ruta contraria a la que un equipo, que deseaba detener, se dirigía. El Uchiha iba a un paso lento y pausado pero constante. Sorprendido por su propia reacción al pedido de su compañera, debido a la costumbre de verla siempre sometida a su alrededor. Su aparente enfado incluso se había diluido con el paso del tiempo, el poco recuerdo que tenia de una molestia pasajera en su mente, pobremente se había convertido en cenizas que el viento se llevó definitivamente.
Sus pies se detuvieron frente al pozo que conectaba esa extraña dimensión con Konoha. De alguna forma estaba harto de esa dimensión, había presenciado la declaración de amor vergonzosa de la Hyuuga, había sufrido por no maltratar a los aldeanos y ahora estaba obedeciendo los pedidos de su peli rosa compañera.
¿Qué seguía ahora? ¿Hacer una pijamada con las chicas? ¿Una fiesta del te?
¡¿Abstinencia de misiones?! ¡¿Qué su Sharingan se seque?!
Antes de poder encontrar más razones por las cuales tomar su propia vida, escuchó los pasos apurados de Shino, Kiba y Sakura en su dirección. Junto a ellos resonaba la voz extra de una persona que él conocía muy bien.
Una sola mirada lo dejo atontado, ¡era un maldito secuestro!
Kiba tenía a Naruto sobre su hombro como un mísero saco de papas, y aunque el muchacho estaba consciente y se negará a que lo cargará de esa manera, el castaño ni se inmutó y no paró hasta llegar al pozo y lanzarlo de cabeza hacia el fondo. Sasuke ya no supo si sorprenderse, decir algo o que rayos hacer.
—¡Kiba bruto! No tenías que lanzarlo así —le reprendió Sakura.
—Bah, estará bien, tiene la cabeza como una piedra.
—¿Ahora pueden explicarme qué sucede? —intervino Naruto desde el final del pozo, los cuatro muchachos le dieron una mirada desde arriba. El rubio tenía las manos en la cintura y su ceño fruncido estaba empezando a arrugarse de mala manera. Aunque no se veía tan amenazador con ese chinchón rojo y vibrante sobre su cabeza.
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Tú y yo
AdventureNaruto se perdió. Nació y nadie nunca jamas lo volvió a ver. El mundo ninja siguió su curso como estaba establecido en el destino, sin embargo... un día de esos que Hinata no podía dormir encontró un pozo que la llevaba a un mundo distinto al suyo...