Cap 3 Dos mundos. parte 2

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Dos mundos parte 2.

—¿Naruto?—susurró Sasuke mientras bajaba lentamente el kunai. SI su memoria no le fallaba, ese era el nombre del sujeto que Hinata había mencionado en su historia. El tipo que la había llevado a la aldea cerca de ahí.

—Es la segunda vez que nos vemos por aquí —sonrió el muchacho dirigiéndose a la peli azul y subiendo su mano libre hasta detrás de su cuello—¿Trajiste a tus amigos para no perderte? ¡Eso es genial!

Hinata no tuvo tiempo ni para pensar cuando Naruto se acercó hacia ella y la tomó del brazo—¡El Abuelo y la Abuelo estarán tan contentos de verte otra vez! ¡No pensé que nos visitarías tan pronto!

—Eh...

—¡Oh! Tus amigos también están invitados, me haré responsable —el rubio tomó su mano e hizo que lo tomará del brazo. De esta manera los guio hasta la entrada de la pequeña aldea. Kiba quien estaba bastante eufórico al notar que Hinata no estaba mintiendo con su historia (empezaba a creer que tenía mucha imaginación cuando la escuchó), se deleitó con los aromas que provenían de todas partes, deseando que Akamaru estuviera con él para que pudiera ver todo eso.

Sasuke por su lado observaba de derecha a izquierda con cautela. La Hyuuga era una boba inocente y el Inuzuka demasiado confiado, él tenia que tomar el papel del policía malo que no confía en nadie por el bien de los tres. Hinata no simplemente podía seguir a un desconocido a un lugar que ninguno conocía y, definitivamente, Kiba no podía quedarse callado ante ello.

Pero los dos lo habían hecho, Kiba se quedo callado y ahora los tres seguían a un rubio de apariencia chillona a un lugar potencialmente peligroso. Genial, suspiró el Uchiha.

Definitivamente Sasuke tenia que cuidarlos. Él no permitiría que ellos murieran frente a él.

Llegaron a la aldea donde divisaron que la mayor parte de los habitantes estaban enfrascados en sus labores agrícolas. Había unos cuantos niños entre ellos que corrieron hacia Naruto cuando lograron verlo.

—¡Naruto! —gritaron entre todos mientras este sonreía y les pedía que dejaran de saltar como unos verdaderos diablillos.

—¿Lo conseguiste? —le dijo una niña con el cabello recogió en un moño que la hacía ver adorable.

—¡Claro que sí! ¿Por quién me toman? —Naruto estiró la cesta que tenia en su mano para mostrarle las flores a los niños. Ellos chillaron y cogieron la cesta entre todos, riendo y gritando se fueron de ahí.

La única que se quedo fue la niña del moño frente a ellos.

—¿Sucede algo, Kaoru? —mencionó Naruto ladeando la cabeza. La niña negó rápidamente con un adorable sonrojo, para luego inclinarse en agradecimiento y seguir a los niños.

Los tres ninjas siguieron con la mirada a la panda de niños que se habían ido corriendo.

—Son adorables —suspiró la peli azul al verlos vaciar la cesta a la lejanía y todos se ponían a enredar las flores para formar coronas.

—La sacerdotisa que pasó hace dos semanas les enseñó a los niños a hacer coronas de flores —dijo Naruto para luego seguir avanzando y guiarlos hasta la cabaña que era ligeramente mas grande que las anteriores—. Desde entonces me mandan a buscar flores todas las mañanas, ¡no es que me moleste! Pero a veces solo quiero dormir —suspiró el rubio.

Tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora