Drien (Novela Original)

Prólogo (o de por qué "Drien")

"Drien" es la primera novela original que escribí. Nació de una rara combinación de la lectura de la novela "Harry Potter y el Prisionero de Azkaban", y mi visita a la página oficial de Ewan McGregor. 

Sí, aunque suene extraño. ¿Cómo se llegaron a fusionar ambas situaciones? 

En la página de Ewan leí un algo, si la memoria no me falla, referido a una extraña situación en la que una fan, o se encontraba con él, o deseaba hacerlo. Amo a ese actor, así que para mí fue realmente muy divertido el imaginarme en una situación parecida. Por ello, con eso en mente, y leyendo en paralelo un poco de la historia de cómo JK Rowling había pasado por su proceso literario con su mundo mágico (sí, nunca había leído yo un solo libro de la saga hasta que un compañero de trabajo pasó por delante de mi escritorio con ese en especial, y se lo pedí), me dije, ¿por qué no desempolvar ese "supuesto" talento para hacer algo mío? Porque, bueno... Escribir un fic de Dragon Ball equivalente a tres volúmenes con n sagas cada uno no se podía ver como un "original" en sí.

"Drien" empezaba a ver la luz, o al menos, la oscuridad, al no tener muy claro qué quería con ella. Dicen que todo escrito que tenga un carácter serio debería tener una finalidad, y yo aun no la tenía muy en claro. Sin embargo, empecé a escribir la novela, a darle forma a los personajes principales, y creé una pequeña utopía en la que los países que conocemos no se llaman como en el mundo real. Y en el que el sistema educativo es ligeramente diferente (con un sombrero seleccionador un poco más... "moderno y falible"). 

En medio de ese camino, y como me sucedió posteriormente con "La Edad Engañosa", una idea empezó a tomar forma, y la razón de ser de la novela apareció...

Sin ánimos de hacer spoirlers innecesarios, solo puedo decir que "Drien" es una catarsis y un recordatorio personal de que el dolor más profundo no debe nunca mantenernos abajo, en el piso, o en el pozo, sino servirnos de trampolín para reinventarnos. 

Al final del túnel, siempre hay una luz.