XIII Preparativos de boda

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Se dieron un tiempo para pasear, un día cualquiera en que Theodore estaba bien, y Shajak decidió tomar el papel de madre tanto para él como para Beny. Solo los tres, porque tenían muy en claro que de vez en cuando, necesitaban ser solo la familia que Teobaldo atesoraba como muy suya. Y también porque los otros dos se encontraban atendiendo temas profesionales.

— No, mami, ¡YO QUIERO HELADO! ―Beny hacía una rabieta que parecía a punto de cumplir su cometido, no en Shajak, sino en su hermano.

— Shaji, so...

— No, Thed. Le prometimos a Kim que te cuidaríamos y eso haremos, ¿verdad, Beny? ―la armiana alzó una ceja a modo de advertencia.

Para el resto, fue evidente que Shajak no era una mamá que aceptase caprichos como aquel si había un acuerdo previo, y menos si eso implicaba que algún miembro de la familia se encontrase mal de salud. Como era el caso.

Y aunque el pequeño la adoraba, haciendo honor a la promesa hecha a su padre de verla al fin como lo que era, su verdadera mamá, también se notaba que pese a ser pequeño aún, Beny la obedecía en todo.

— Sí, mamá... ―comprendiendo que su madre comenzaba a perder la paciencia, se calmó.

— Ya compraremos algo rico más adelante, ¿sí? ―el niño asintió resignado, apretando más fuerte la mano de Theodore―. Ese es mi hermoso bebé, creo que hace un rato me lo habían cambiado por un mutante.

— ¡Mami! ―el pequeñito la abrazó, comprendiendo que ya todo volvía a ser como antes. Y Theodore los observó con esa dulzura que le había heredado a su papá, conmovido al deleitarse con esa dulce interacción.

— Pasando a otro tema, ¿sabes si tendré un papel en esa película...? ―caminando a su lado, el joven tenía una extraña presencia.

Era un hombre alto, tiempo atrás musculoso, a quien esos meses en compañía de aquella enfermedad habían comenzado a cobrarle sus primeros efectos.

Estaba más delgado, y su cabello había comenzado a caerse, por lo que llevaba una gorrita driense de color marrón, que hacía juego con sus ojos. Para evitar cualquier pregunta indiscreta.

¿Cómo había tomado el hecho de que aquella amenaza también lo había tocado?

Pues, muy mal.

Pero el amor había ganado una vez más, y Kimberly, apoyada por todos (incluido el pequeño ratoncito de la familia), lo habían secuestrado de ese estado depresivo que de vez en cuando molestaba, pero ya no solía quedarse más del tiempo necesario.

— Pit dice que va a determinar primero si necesitarías hacer mucho esfuerzo físico. Si es así, ni lo sueñes. Pero si hay un papel pequeño, ahí entrarás.

— No es justo, Shaji ―se sentaron porque Theodore comenzaba a agitarse―. Yo, necesito trabajar, esa es mi carrera, lo que me gusta.

— Como a mí el helado ―Beny los hizo reír.

— Exactamente, como a ti el helado. Pero ya dijimos que ayudaremos a Thed a recuperarse, ¿verdad, precioso? ―Ben asintió, abrazándose a su hermano―. Ve a los juegos un ratito, en lo que Thedy descansa, ¿sí, mi amor? ―el pequeño se fue corriendo, luego de regalarles a ambos un beso en cada mejilla―. Si aceptan ese contrato, deberemos viajar a Armia a publicitarla una vez que hayan terminado las grabaciones.

— Sí, lo sé. Y puedo viajar, ¿cierto? No importa que no pueda actuar, pero al menos no me separen de Kimy ―la miró, suplicante; y ella se mordió la lengua antes de hablar.

Drien (Novela Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora