XI El increíble lazo del amor

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Meses atrás, ninguno habría siquiera fantaseado con llegar al estudio de filmación y vivir el momento que estaban viviendo.

Shajak miraba a su alrededor, intentando no perder su seriedad, aunque moría por reírse en la cara del sujeto que miraba a Peter con la expresión de quien se ha enterado de la llegada de los extraterrestres.

Sin lugar a dudas, la noticia que acababan de darle lo había golpeado peor que la fuerza de un titán.

— Ay, yo pensé que te alegraría la noticia, Jeff, después de todo, ha pasado mucho tiempo, ya debería haberse terminado la filmación ―con un rostro rebosante de ironía y sarcasmo, Peter restregaba ante la cara colérica de Mc Field los nuevos contratos.

— Vaya, veo que Teobaldo pensó en todo, ¿no? ―revisó con ira contenida los documentos que le había entregado, donde el buen Teobaldo había plasmado temas que él deseaba desintegrar.

— Pues claro que sí ―por un momento la voz de Theodore igualó a la de su padre, haciendo saltar levemente por el susto al tipo―. Mi padre era único y mucho mejor que tú en todos los aspectos, por eso...

— ¡BENY! ―Shajak lo interrumpió, pasando a velocidad entre ellos con los brazos extendidos, en dirección hacia la puerta.

— ¿Cómo, el mocoso aquí?

— Llama una vez más mocoso a mi hijo, y te juro que te mato, Jeff ―la advertencia de Peter lo detuvo de cualquier comentario adicional. Con un rostro lleno de asco, Jeff creyó conveniente alejarse, por lo que, sin más advertencia, se fue a su oficina.

— ¿Qué tal el viaje? ―Kim se arrodilló junto a Shajak y a Beny, rascándole la cabeza.

— Bien, no me mareé ―el pequeño tenía el rostro pálido, y se notaba la tristeza en sus ojos.

Tristeza que todos tenían aun, pero que intentaban y habían prometido mantener a raya para ayudar al pequeño.

— Beny, ¿quieres tomar un helado? Me parece que tu sabor favorito es la uva, ¿verdad? ―Theodore, visiblemente conmovido, le extendió una mano a su recién ganado hermanito menor, que más parecía su hijo.

— Sí, junto al de chocolate...

— No se diga más, entonces. ¿Vienes conmigo? ―el pequeño le sonrió con timidez, tomando su mano, y lo siguió.

— Me parece excelente que comiencen a conocerse mejor. Me hacen sentir vieja, tengo dos hijos, uno en la base cero y otro en la base 30, increíble. Cualquiera diría que tengo cincuenta años, ¡auch! ―Shajak se sostuvo de Peter para levantarse, ante un inesperado dolor de cintura.

— Jum, jum, yo creo que eso tiene algo de verdad, mi vie.ji.ta ―Peter la abrazó, mientras ella fruncía los labios y le golpeaba el hombro, resentida.

— Shaji, ¿cómo serán las cosas luego del matrimonio? ―pese a que Kimberly se había dirigido a su amiga, fue Peter quien le respondió. A su estilo.

— Pues, tanto Thed como yo hemos decidido que él es lo suficientemente grande como para dejar la casa de sus padres e irse a vivir contigo ―al decir sus padres, Peter hinchó el pecho de forma graciosa―. Pero, de todas maneras, te someteremos a una prueba de pureza, mocosa... No quiero que enturbies la mente de nuestro pequeño saltamontes ―Kim y Shajak rieron con ganas.

— ¡No seas tonto, sabes que no me refería a eso! ―Peter le guiñó.

— Jajaja, lo sé, lo sé, solo quería bromear un poco. Jeff me estresa...

Drien (Novela Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora