XV El arrepentimiento que no revive

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El único helicóptero que las personas vieron caer se precipitó rápidamente hacia el mar, en el que se hundió sin remedio. Socorristas llegaron desde todas partes y lograron sacar a las víctimas. Peter intentó sacar a una inconsciente Kimberly de la cabina, pero sus fuerzas lo abandonaron a medio camino. Cayó en un sueño igual de profundo, y no supo lo que pasó hasta horas después.

El otro helicóptero se destruyó instantáneamente con el impacto del misil, y sus ocupantes corrieron igual suerte.

Drien había enviado a Einen la grabación de Theodore, y el Gobernante de ese país comprendió al instante de verlo, que había sido timado. Comprendió, aunque tarde, que todo el dolor que había causado había sido un absurdo, un absurdo demasiado cruel, extremadamente inhumano, bárbaro, genocida. A partir de ese día, no volvió a ser el mismo. Enloqueció, y fue internado de por vida en un sanatorio, en el que murió años después, nombrando a Theodore en sueños y pidiéndole perdón.

Si bien es cierto no había sido destruido en esencia, Drien parecía imposible de levantarse una vez más. El mensaje del actor, sin embargo, había servido como un tónico, como un elixir de vitalidad, un energizante que terminó de hacer efecto varias horas después de que los ataques cesaron, cuando un Agente de Seguridad de Zweiten informó que, desde el estacionamiento privado de Teobaldo White, hacía varias horas, había partido su hijo acompañado de Shajak Daji, con destino a Drien, en busca de su novia. La descripción del helicóptero siniestrado coincidía terriblemente con el que Theodore, en compañía de Shajak, había usado para trasladarse en busca de la mujer que amaba.

Todos se dieron cuenta entonces de la horrorosa realidad, y hubo quienes incluso decidieron ir en su búsqueda, negándose a permitir que esa pesadilla fuese real.

Pero lo era.

Por fin, Jeff Mc Field era el centro de la atención pública mundial, aunque no de la manera en que él había soñado siempre. Parecía que la Tierra se lo había tragado, nadie sabía su paradero, ni siquiera los pocos sirvientes de su gran mansión. Se había puesto precio a su cabeza, como en los antiguos tiempos en que los rufianes significaban una recompensa envidiable. Pero nadie en verdad se había convertido en su cazador por el dinero. Todos, todo el mundo, buscaba venganza, porque buscando destruir a un maldito actor, había destruido muchos mundos, por odio.

Cada habitante de la Tierra habría dado cualquier cosa por encontrarlo, por el simple hecho de tenerlo en sus manos y destruirlo, así como él lo había hecho con todos.

Los primeros reportes después del rescate de Peter y Kimberly fueron los que más lágrimas habían generado muy al margen del dolor de las miles de pérdidas. Parecía un castigo de Dios, como bien había dicho el mismo Theodore, el tener que ver, saber, tomar conciencia, de que dos de las personas más amadas del planeta se habían ido para no volver, que ya nadie vería más sus rostros o escucharía sus voces en vivo o en una película de estreno. Quedaba en una parte de la mente de las personas, una frase también dicha por él, eso de que para una persona buena la muerte era una recompensa, el siguiente gran paso. Servía pensar en eso para aminorar el dolor, pero este era tan grande que, por semanas, las personas creyeron que no podrían volver a sonreír.

Y es que, sí, la muerte era una recompensa, Theodore.

¿Pero por qué tenía que llegarles de esa maldita manera?

Había en el mundo, sin embargo, dos personas que probablemente sufrían más que cualquiera, solo que una de ellas estaba aun en coma y la otra, sentada a su lado, se había cansado de llorar hacía mucho. El alma la sentía vacía, si es que eso era posible, y su cuerpo parecía de vacaciones a miles de años luz. Deseaba creer que todo era una broma de mal gusto; que en cualquier momento Shajak entraría por la puerta, y lo abrazaría para darle fuerzas. Que lo tranquilizaría, para decirle juntos a Kim la terrible noticia: que había perdido involuntaria y cruelmente al hombre que ella más amaba en el mundo.

Drien (Novela Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora