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Hermione suspiró tras acomodar los documentos sobre su escritorio, estaba extraviada en sus pensamientos sobre su vida personal. Le atormentaba era el hecho de no saber cómo definir su matrimonio. ¿Se casó por amor o por conveniencia? Tal vez por ambas cosas, pero tenía claro que a los magos les hubiera dado lo mismo de haberse unido a Harry Potter o Ronald Weasley, lo importante era su matrimonio por ser la heroína.

Siguiendo su corazón decidió por el pelirrojo, pero ahora tras tres años de matrimonio su burbuja de perfección se esfumó. Las discusiones con su esposo eran más intensas y los encuentros sexuales dejaron de ocurrir hace mucho.

Es más, los constantes sangrados que estaba sufriendo le era molesto, no podía olvidar su copa menstrual o de lo contrario sufría un accidente aflictivo.

Resuelta a saber qué le ocurría concluyó hacer uso del seguro mágico que le proporcionaba el ministerio. Así que de inmediato se trasladó al Hospital San Mungo, llenó un par de documentos y después una enfermera le señaló el despacho al cual debía de ingresar.

— ¿Malfoy? — Fue lo que preguntó extrañada al verlo sentado tras el escritorio médico. — No sabía que tú...

— Tras mi divorcio decidí emplear mi tiempo libre en algo productivo, Granger. — Draco Malfoy estaba sentado observando a la bruja que años atrás fue torturada en su mansión. Se veía más guapa y madura — ¿En qué puedo ayudarte?

— Esto sería antiético, es decir sabes quién soy y podrías... — ella deseaba huir de él, pero aun así tomó asiento, no apetecía ser tocada por quien fue su enemigo en el colegio.

—Si eso quieres, puedo referirte al Sanador Blad, pero te aseguro que no tiene las manos quietas con nada y menos lo hará teniendo a la heroína la guerra. — Draco se encogió de hombros a la vez que tomaba la carpeta donde estaba el historial médico.

— Ya entendí. — Soltó un sonoro suspiro. — Hace poco más de un mes que mis periodos son irregulares y llegan demasiado pronto.

— Bien, tengo la sospecha de algo — Buscó en uno de los cajones y le entregó un tubo de ensayo. — Necesito que deposites tu orina ahí, voy a asegurarme de descartar un embarazo. — Señaló la puerta del baño.

La bruja hizo lo indicado y minutos más tarde regresó con el tubo de ensayo. Draco usaba guantes blancos y un cubrebocas. Lo vio mezclar pociones y demás ingredientes médicos. Hasta que el contenido se volvió de un color rosa chillón. — Estás embarazada y es probable que sea una niña, pero hay algo extraño aquí — Señaló el tubo a la vez que le mostraba las burbujas rojas, podría ser que no haya llegado a la matriz... — Murmuró, pero la bruja no llegó escucharlo

— ¡Embarazada! — Tocó su vientre, eso era algo que realmente no esperaba, debía contárselo a Ron cuanto antes, decirle que serían padres. — ¡Esto es una excelente noticia!

— Felicitaciones, pero acuéstate en la camilla, debo seguir revisándote. — Ordenó.

Hermione se recostó en la camilla, casi se desmayó cuando Draco le dijo que le haría una observación intravaginal para verificar la edad del feto. Sintió como un extraño objeto ingresó en ella cubierto por un preservativo.

— ¿Estás seguro de lo que haces? — Preguntó un tanto incómoda. — Esto no está en los libros de medimagia.

— Claro que no está, he tenido que adaptarme a ciertos métodos muggles y mejorarlos. — Draco señaló una pantalla — Ahí está el saco vitelino, ¿hace cuánto que tuviste relaciones sexuales?

— Ocho semanas — Se sonrojó al tenerlo ahí abajo mirando sus genitales a la vez que revolvía en su interior.

— Esto es extraño — Removió un poco más lo que sea que tenía en el interior de la joven bruja, luego chasqueó los dedos para activar algún sonido — Deberías tener al menos seis semanas y el corazón ya debería estar dando sus primeros latidos.

— He estado sometida a mucha tensión, el trabajo, Ron... Yo...

Draco retiró el artefacto de Hermione y observó el preservativo un tanto manchado por un flujo rosa — Sí, debes dejar de preocuparte, al parecer estás suprimiendo el desarrollo de tu hijo con magia. Debes mantenerte calmada y quieta, por lo que tendrás que acatar mi orden de reposo absoluto por al menos dos semanas. El sangrado deberá calmarse en tres días con lo que te recetaré — Draco garabateó muchas cosas para la futura madre, entre vitaminas y pociones. Le extendió el pergamino. — Felicidades por ese nuevo bebé. Ahora serás internada aquí y seré tu medimago.

— No creo que sea necesario, puedo quedarme en casa y...

— Granger, tú y yo sabemos que no te quedarás quieta con el marido idiota que tienes — Draco miró el historial médico. — Cuando digo reposo absoluto me refiero a que no te vas a levantar de la cama ni para ir al baño, aquí una enfermera se hará cargo de tu aseo íntimo y tus necesidades fisiológicas. Llamaré a tus amigos para informarles de tu situación...

Hermione apenas estaba procesando lo dicho por el rubio cuando vio a una enfermera aparecer con una camilla y una bata rosa. 

Malfoy, no sabes lo que se siente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora