El Alta

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Hermione suspiró al fin algo de aire puro y nada de pociones desinfectantes. Oficialmente estaba de alta y con varias restricciones encima, asimismo de una multitud de pociones para su embarazo. Malfoy le aconsejó —ordenó — permanecer en un lugar tranquilo y evitar exaltarse o él la vigilaría hasta el parto para asegurarse del bienestar del pequeño ser mágico. Le aseguró que era probable que en las siguientes semanas experimentará sus primeros síntomas mágicos.

Caminó por las calles luego de salir de los "almacenes" iría a la cafetería más cercana para comer algo decente y delicioso. Claro que a la vez esperaría sus mejores amigos. Suspiró al ver a los niños muggles correr y jugar a lo largo de uno de los parques cercanos, antes de saber que estaba embarazada ni siquiera se detuvo alguna vez para observarlos, ahora que lo pensaba había muchas parejas sosteniendo niños de no más de 6 años. Se preguntaba cuántos de ellos resultarían teniendo magia y yendo al colegio Hogwarts... Suspiró, estaba empezando a sentirse nostálgica y lo atribuía a su estado.

— ¡Hermione! — Escuchó el grito de Ginny y al buscarla con la mirada la vio junto a Harry que estaba arrastrando una gran maleta.

— Hola — Saludó en cuanto estuvieron frente a frente. — ¿Se hizo como estaba en el contrato prenupcial?

— Ya vendimos la casa que compartías con Ron — Harry rebatió. — él regresó a la madriguera a vivir con Molly y Arthur.

Hermione asintió, ya sus exsuegros fueron a visitarla para asegurarle que amarían a su nieto y le ayudarían en lo que ella quisiera. Aceptó su ayuda, nunca podría negarles nada a los Señores Weasley a los que amaba tanto como a sus padres.

— Bien por él — Fue la fría respuesta. — No estoy segura si debo ir a la casa de mis padres o comprar un departamento.

— La casa de tus padres debe estar para ordenar y no puedes estar esforzándote — Ginny se apresuró a aclararle, ya sabían ellos que los señores Granger a pesar de recordar todo estaban felices en Australia. — Puedes venir a vivir con Harry y conmigo.

— Sí, Grimmauld Place es tu hogar, Mione — Su mejor amigo le aseguró

— No, ustedes no tienen ni tres meses de casados y no quiero escucharlos en medio de...— Se estremeció con el solo hecho de imaginarlo. — Lo mejor es conseguir un departamento con todo listo.

— Siendo así, hay un edificio en el callejón Diagon que vende y alquila departamentos — Ginny le sonrió. — Ya sabíamos que dirías eso así que nos adelantamos y te compramos uno bien bonito.

— ¿Compraron? No hay manera de que lo acepte.

— Sí que lo hicimos, es el regalo para nuestra futura ahijada. — Harry se apresuró a responder. — Tómalo de esa manera, no podíamos esperar a que naciera para darle el regalo.

Los ojos de Hermione se anegaron de lágrimas, así que fueron a comer pastelillos para celebrar.

Pero claro, lo que los esposos olvidaron decir es que ese edificio les fue recomendado y exigido por Draco Malfoy, Que dijo que debido a que él vivía en uno de los departamentos contiguos le sería más fácil vigilar a su paciente. Claro que Ginny y Harry no se tragaron eso, era claro el interés romántico del hurón albino por la ratona de biblioteca. Lo dejaron pasar porque era claro que también ese interés era verdadero y era mejor tener un medimago a la mano 

Malfoy, no sabes lo que se siente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora