Malfoy, no sabes lo que se siente ©

Hermione estaba en la torre Big Ben sobre el reloj, estaba mirando hacia abajo, las personas parecían ser hormigas y seguro saldrían huyendo en cuanto su cuerpo estuviera ahí.

Tomó una larga bocanada de aire, ¿Qué más daba? Dumbledore había dicho que por fin estaría libre. ¿Entonces porque dudaba? ¿Por qué actuaba como si esperara que alguien viniera a salvar? ¿Al final todo se resumía en eso?

Sintió el aire en su cara, olvidó sonreír, olvidó lo que era estar enamorada, olvidó todo incluso antes de saber estaba embarazada, ya se había planteado antes la muerte... siempre estuvo expuesta a ello en la guerra, sin embargo, se llevó a buenas personas que en verdad necesitaban vivir.

Cerró los ojos y dio el paso, se dio cuenta de que no estaba cayendo, la fuerte presión en su muñeca le hizo abrir los ojos.

— ¿A dónde crees que vas? — Malfoy estaba sobre una escoba y la sujetaba fuertemente de la muñeca.

Se revolvió para que el perdiera el equilibrio y la soltara, pero eso no sucedió — Malfoy, no sabes lo que se siente perder la esperanza, así que déjame rendirme. Estoy tan cansada de esto, estoy harta de escuchar: "Ten paciencia" "se fuerte" "todo saldrá bien"

— No voy a dejar que lo hagas, no cuando puedo calmarte.

Hermione negó con la cabeza — Malfoy, déjame morir.

— No te dejaré sola otra vez, si tu no puedes ser fuerte yo lo seré por ti. — Y sin decir nada más él usó la aparición.

Harry los esperaba en la casa de Hermione, con la varita había terminado por dejar reluciente cada rincón.

— ¡Suéltame! — La voz de Hermione resonó en la sala. — Tú no sabes lo que se siente estar muriendo por dentro. Mira mis manos, soy una asesina.

— No lo eres, yo fui quien te dio esperanzas — Draco la tenía en sus brazos evitando que ella tratase de lastimarse. — Yo te dije que podría nacer, pero las probabilidades eran de un 1%, cúlpame a mí. Ódiame a mí y sal de ese hoyo.

Hermione empezó a llorar amargamente mientras se aferraba él — No sabes lo que es perder un hijo, no lo sabes.

— No sé cuánto dolor hayas sentido en medio del aborto, pero yo sí te entiendo — Le acarició la cabeza y se acercó a su oído para susurrar —: Astoria tuvo más de un embarazo, mató a mis hijos provocándose abortos en el baño. Niños inocentes que no merecían eso... ... ¿sabes cuantos cuerpos de niños inocentes vi? Por eso me divorcié y empecé a trabajar en San Mungo, así yo podría traer niños al mundo y me sentiría aliviado. Deja de culparte, Granger. Ódiame por engañarte... pero se feliz.

— No puedo odiarte, estuviste junto a mi cuando ocurrió, tu me llevaste al hospital — se separó de él — Solo quiero que me dejes dormir para siempre, estoy cansada de todo esto... me estoy ahogando en vida... ya nada me interesa, ni la libertad de los elfos... nada es importante...

Draco fue por la poción que Harry tenía en sus manos — Entonces bebe esto, dejarás de sentir la desesperación y podrás dormir. — Se la extendió.

— ¿Lo dices en serio? — No lo dudó, la destapó y bebió hasta la última gota. Se fue adormeciendo y cayó sobre un sofá.

— ¿y ahora? — Preguntó el niño que vivió — ¿Qué sigue?

— Que tome la poción por al menos seis meses y mientras tanto debe salir de este país que tanto daño le hace, escapar y buscar un nuevo lugar — Draco susurró mirando a la bruja dormida — Alejarla de todo cuanto la hace sufrir hasta que tolere el dolor y pueda regresar por propia voluntad.

— ¿Y si no quiere regresar?

— Lo hará, Potter, solo llévala a un lugar adecuado y asegúrate que siempre tome la poción — Draco se acomodó la bata.

— Espera, creí que tú te la llevarías... Ginny te dio el poder sobre ella, eres como su tutor mágico hasta que se recupere. — Harry se lo recordó.