Tiempos de cambio

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Hermione observaba la calle desde la ventana del departamento que compartía con su medimago, si bien ya no se sentía con deseos de morir... seguía el vacío en su pecho.

Algunas aves cantaban, algunas personas trotaban en compañía de sus perros, las noticias decían que la heroína de guerra huyó al mundo muggle con un novio ficticio. No, ella fue raptada por su medimago que era su tutor hasta que estuviera "sana".

— Soy frágil como el vidrio — Susurró.

— Depende de ti cuánta presión  has de resistir. — Draco estaba tras de ella pintando su retrato en acuarela.

— ¿Cómo es que descubriste que me amabas? — Preguntó en un murmullo sin molestarse a verlo. Escuchó como las acuarelas cayeron — Tus ojos siempre me ven como si fuera una diosa o algo por el estilo.

— No lo sé, lo supe cuando te vi entrar a mi consultorio. — Respondió con sinceridad. — Quería ser el padre de tus hijos.

Soltó un suspiro, así de bizarro le sonaba ¿Enamoró a Malfoy sin hacer nada? — Tengo el corazón roto, Malfoy.

— Ya lo sé, por eso estoy aquí. — La miró y ella estaba viéndole fijamente esperando una respuesta — Para evitar que esos pedazos los conviertas en añicos.

— Si te doy lo que queda y mi confianza ¿podrías darme tu palabra de que estaré bien? — Hermione se acercó a él hasta ver la pintura y estaba preciosa. — Te doy mi corazón de cristal y tú dame tu amor.

— Lo haré en cuanto termine de recoger hasta el último pedazo, por ahora disfruto de tu compañía, Granger. — Continuó repasando el color marrón de los cabellos revueltos.

— Si se nos acaba el dinero, podríamos vender tus pinturas — Susurró Hermione. Siempre lo hacía, no tenía seguridad para expresarse con normalidad.

— No.

— Pintas bien, salgo perfectamente bien en todas, más de uno querría un cuadro tuyo — Murmuró a la vez que tomaba el pincel y dibujaba un corazón roto sobre su espalda.

— Precisamente por ello, no me sentiría bien dejando que muggles o magos que tuvieran en su casa y observarán como yo lo hago.

Hermione sonrió lo hizo después de tanto tiempo que le dolieron las mejillas por ese minúsculo movimiento.

Malfoy, no sabes lo que se siente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora