Querer por costumbre

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Tiene que doler para saber que estás vivo, las cicatrices te dicen que alguna vez fuiste herido, pero con el pasar del tiempo te curaste.

Hermione suspiró al notar que su mente era un arma de doble filo, por una parte era un genio y eso era genial, por otra parte resultaba ser tan nociva e hiriente, la convertía en un manojo de nervios que terminaba por revivir el momento exacto en el que estaba desangrándose en el baño, las primeras veces que ocurrió mientras estaba bajo el cuidado de Draco la abrazaba, poco a poco fue tolerando esos recuerdos, hubo un momento en el que ya no lloró más, pero besó a su medimago, no fue un beso pasional; fue un beso que buscaba salvación y comprensión.

La primera vez que salió a las calles unos tipos le dijeron "Señorita, danos una sonrisita" y ella les mostró los dientes, no tenía nada por lo que ser feliz y regalar sonrisas. No sentía la necesidad de complacer a nadie, ese vacío seguía tan presente, a veces le parecía sentir un puño duro en el corazón que terminaba convirtiéndose en lágrimas.

— ¿Cómo te sientes, Granger?

— Los traumas están en mi cabeza — Susurró — Pero ya no duelen, me hace llorar y buscar consuelo.

Draco extendió los brazos mientras estaba sentado en la cama — Ven aquí, yo seré tu salvavidas.

Ella se acercó y dejó que ese abrazo la reconfortara. — Es extraño, quiero sentir afecto y a la vez lo detesto.

— Te entiendo, crees que no lo mereces y que eres una molestia para quien te abraza — Le susurró él. — Yo también estuve ahí, Granger.

— Por eso te permito decir que me entiendes, cuando Ginny lo hacía nunca le encontré sentido. — Los latidos del corazón de Draco sonaban hermoso. Casi podía jurar que era como un reloj que le invitaba a dormir. — No sé si es por costumbre, pero empiezo a querer estar mucho más tiempo contigo. Ya no me resultas un hurón molesto.

La risa del rubio es escuchaba hermoso en su caja torácica — Vivimos juntos, es normal que empieces a quererme ratona de biblioteca.

— Debe ser a causa de que ahora eres más adorable y manso. — Hermione alzó la mirada — Ya no amenazas con decirle a tu padre.

— Ya maduré. Me di cuenta que no iba a llegar a ningún lado con la actitud de un niño mimado y luego que el Señor Tenebroso me convirtiera en su títere no mejoró las cosas — Draco le besó la frente — Este beso es mi señal de protección hacía a ti.

Ella volvió a esconder el rostro en el pecho del mago — Esta es señal de que me estás haciendo sonrojar. Estás despertando sensaciones que creí muertas.

El estómago de ambos gruñó.

— Esta es señal de que debemos hacer la cena por mucho que queremos seguir en la cama. — Draco aflojó el abrazo, pero Hermione no intentó moverse. — ¿Quieres comer algo por delivery?

— Solo si eso asegura que no me soltarás — estiró su brazo para tomar el teléfono celular que habían comprado días atrás. Era muy útil que no tuviese cordón.

— ¿Estás segura que me quieres por costumbre? — Preguntó recibiendo el teléfono.

Hermione suspiró — Déjame engañarme hasta sanar, luego me haré la idea de que me gusta el hurón teñido.

Draco rió al escucharla.

Malfoy, no sabes lo que se siente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora