Bésame hasta que esté bien

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Hermione estaba temblando segundos antes de tomar el traslador que la llevaría de regreso a Londres.

— Si no estás segura podemos esperar otros seis meses — Draco tenía los dedos entrelazados con los de ella. — No tienes que presionarte.

Hermione suspiró y vio desaparecer el libro — Tienes razón, no voy a presionarme.

— Bien, es momento de hacer la cena — le dio la espalda dispuesto a ir a la cocina, pero ella lo abrazó por detrás — ¿Qué ocurre?

— ¿Y si al regresar a casa de mis padres vuelvo a ver a Fred, Snape y Dumbledore? — asustada le preguntó — No quiero saltar otra vez.

Él suspiró — Ellos serán tan reales como creas, ellos tendrán el poder sobre ti si tu se los otorgas, debes luchar contra una alucinación y tener en cuenta que sus fantasmas jamás regresaron.

Hermione le soltó y dejó que la envolviera en sus brazos — Draco, Bésame hasta que esté bien. Bésame por siempre.

Así lo hizo, un beso anhelante que buscaba darle paz con el suave movimiento de los labios.

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Hermione caminaba otra vez por la estación de King's Cross, esta vez iba de la mano Draco. Magos y brujas desbordaban el lugar, niños corriendo tras maletas y lechuzas, padres despidiéndose de sus hijos.

— ¡Scorpius Hyperion, trae eso aquí! — Era la voz de Narcissa Malfoy. Parecía estar enojada por algo.

Draco negó con la cabeza y se acercó a su oído — Nuestro hijo no puede resistirse a llevar la biblioteca de mi madre al colegio.

Entonces Hermione observó en dirección donde su amado estaba viendo, y distinguió a un niño rubio platino con el cabello rizado, estaba de espaldas y parecía sostener más de ocho grandes libros entre sus brazos. — Abuela, me dijiste que podía leer cuanto quisiera y mi mamá fue testigo.

— Leer en casa, en Hogwarts hay más que eso.

"Voltea por favor, déjame verte, por favor" pensaba Hermione, pero abrió los ojos.

Se encontró desnuda en la cama junto a Draco, quien la rodeaba por la cintura. Besó la punta de su nariz y él despertó, la observó sin decir nada.

— Hasta tus pestañas son rubio platino — Salió de sus labios — Me pregunto si los de Scorpius serán así. — Él se sorprendió por la información, ese era el nombre que debía colocarle a su hijo. Hermione procedió a contarle su sueño y a la vez sus temores de un nuevo embarazo.

Pero esta vez Draco le dejó claro que velaría día y noche por su bienestar y ante todo era su medimago. Así lo hizo, cuidó y protegió a Hermione de todos, incluso cuando Lucius Malfoy fue gritarle por ensuciar su sangre de esa manera, lo sacó de su departamento al ver sus claras intenciones.

La más comprensiva fue Narcissa, quien abrazó a su nuera y le prometió que en cuanto naciera el niño irían de compras por todo el mundo para conseguir lo mejor de lo mejor. Aquella madre estaba contenta por su hijo, al fin era feliz con quien en verdad amaba y no le rompería el corazón.

Fin

Malfoy, no sabes lo que se siente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora