IV

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Omnisciente

El príncipe esperó como mucho una semana para regresar al lugar del aventurero, pero esta vez, no quiere recibir patadas, pedradas, gritos, insultos ni nada por el estilo.

Ahora sólo quiere un encuentro civilizado y sin violencia.

Se detuvo frente a la cabaña y no recibió algún golpe, eso quiere decir que el chico no está ahí, caminó solo un poco por los alrededores sorprendido de no haberse metido en problemas ya.

Pero luego de unos segundos de silencio pudo escuchar ruidos en el lago que quedaba un poco apartado de la casa, a pasos lentos se fué acercando y ahí lo miró.

El omega estaba en el lago con las piernas en el agua, sus pantalones estaban levantados hasta arriba de las rodillas para no mojarlos, Katsuki pudo ver que en las pantorrillas y muslos del omega había cicatrices que algunas parecían de heridas profundas, vivir salvajemente dejaba una que otra marca.

El aventurero estaba usando una espada para cazar los pescados que navegaban por el agua, era una de las formas de conseguir su comida.

— Hola — saludó con algo de temor, de ese omega se puede esperar todo tipo de cosas, como por ejemplo.
El grito que acaba de emitir por el susto.

— ¡¿Que haces aquí?! — preguntó alterado. Bakugo le había sacado un susto al llegar así de la nada.

— Sólo de visita — tenía pensado correr si el omega se ponía aún más histérico, no va a probar su suerte.
Izuku lo ignoró y siguió en lo suyo — ¿Qué haces? — preguntó con tal de al menos tener algo de conversación.

— Pescar... — miraba por el agua en busca de algún pez — ¡Ah! — clavó la espada justo frente a sus pies donde iba pasando uno de estos, sacó la espada con el animal clavado y lo quitó de la misma para después lanzarlo a la tierra donde tenía un pequeño montón de peces — ¿Te vas a quedar ahí o que? — dijo al príncipe que sólo estaba viendo.

— Estoy cómodo viéndote — para Katsuki, el omega era como un deleite, estaba acostumbrado a los omegas como una imagen de personas delicadas y sumisas, ahora ver una imagen completamente diferente como la de Izuku, un omega salvaje, agresivo, descuidado y que lo trata como si no fuera un príncipe; en vez de ofenderle le encantaba.

— ¡¿Qué?! — Katsuki sonrió y negó.

— Nada... ¿Qué quieres que haga? — el omega entrecerro los ojos pensando.

— Ayúdame a pescar — aprovecharía al alfa para que lo ayude — Ahí está la otra espada — señaló a la espada que aún estaba clavada en la tierra desde que Katsuki la dejó ahí.

Punto a favor para el alfa, ahora Izuku se mostraba un poco más amigable y aceptaba su compañía, eso le hacía sentir bien.

— Que orgulloso... — susurró, lo bueno que le había regalado otra espada, que era la que estaba usando; fué hasta allá y tomó la que originalmente era su arma — ¿Qué hago? — se paró frente al lago.

— ¿Qué no ves? Tonto... — eso último lo dijo en voz baja, sin embargo Katsuki lo escuchó pero prefirió no pelear, más por el echo de que tal vez él salga perdiendo.

El príncipe empezó a quitar sus botas y a levantar su pantalón como Izuku.
Entró al agua calmado para no asustar a los animales que intentaban cazar.

— ¿Ya te acabaste la comida que te di? — miró al omega de espaldas algo inclinado y no pudo evitar fijarse en el redondo trasero del chico, pero no dijo nada, la vez que le dijo que era "lindo" se puso agresivo ahora solo podría imaginar cómo se pondría al hacer un comentario de esa zona en específico.

El Aventurero (Katsudeku) (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora