//Fluke Natouch (Omega)//
(...)
—Fluke, despierta —habló Earth entrando a la habitación del castaño— Debemos ir a la universidad.
—Cinco minutos más —manifestó con la voz somnolienta y cubriéndose el rostro con la frazada.
—No, se nos hace tarde —quitandole la frazada— Además tu mamá llamó, quiere saber cuándo tendrás tu primer celo.
Bufó.
—Eso es estúpido, ¿Qué importa si soy un Alfa o un Omega? —sentandose en la cama.—Tienes razón, no importa —sentandose también— A leguas se nota que eres un Omega.
—Oh cállate, yo no seré un Omega —negó poniéndose de pie— De todas formas me conformaría con ser un Beta.
—Si, como digas —se rindió rodando los ojos— Entonces... Llámale a tu madre a dile eso.
Agarrando su toalla del perchero.
—No se lo diré, se volvería loca.—De todas formas se enterará de algún modo.
—Espero que no sea por ti, amigo —sin decir más entró al cuarto de baño para darse una ducha.
(...)
El castaño estaba sentado bajo la copa de un árbol, viendo a la nada, vagamente podía distinguir personas caminando de un lado para otro, poco a poco los colores se difuminaban quizá era por el llanto que se avecinaba y una lágrima descendió por su mejilla.
Solo suspiró.
Y ahí estaba de nuevo, el vacío interior, esa sensación que te hace sentir cómo si algo te faltara, pero no sabes qué, y esa es la peor parte, no entender la tristeza, llorar sin saber por qué pero de cierta forma es como si te liberaras.
¿Qué si se sentía patético? Por supuesto que sí, por esa misma razón se hallaba en éste lugar, llorar solo estaba bien, sin nadie que te juzgue, sin nadie preguntando, sin tener que explicar algo que ni siquiera sabes cómo hacerlo.
Fluke sabía que nadie debía conocer su lado sensible o como él le decía, su lado débil, porque si alguien conoce ese lado, entonces podrían utilizarlo para hacerle daño. Y eso no ocurriría jamás. Nadie, nunca lo sometería, nadie le trataría como alguien inferior, nadie le humillaria.
—¿Por qué lloras? —preguntó una dulce voz llegando hasta donde él— ¿Se encuentras bien?
Limpiándose las lágrimas con ambas manos.
—Uh... No... Yo solo estoy pensando.—¿Pensando en cosas tristes? —insistió sentándose a un lado del castaño.
—Solo recordaba el pasado —explicó mirando a la niña con una sonrisa.