Día 1. Weather

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Se suele decir que las fotografías son el espejo del alma. Y si se es menos educado y un poco borde, se opta por "saca una foto, que te durará más tiempo". Ambas opciones son válidas y transmiten la misma información, la única diferencia es que, mientras que la primera la diría Todoroki, la segunda es más propia de Bakugou. Por extraño que pueda sonar, ellos también inmortalizan sus momentos importantes, para, algún día, coger ese álbum que acumula polvo en la estantería y recordar todo aquello que vivieron juntos durante su adolescencia. Tal vez esa tarde de lluvia en la que el paraguas de Katsuki se rompió a causa del viento y acabaron los dos bajo el paraguas plegable de Shouto en el que cabían a duras penas, aunque tampoco fue de gran ayuda, ya que el temporal se encargó de que llegaran empapados a casa de Todoroki. Fuyumi y Natsuo estaban en casa ese día, y mientras ella montaba un escándalo e iba a buscar toallas para que pudieran secarse, él se reía. Sus carcajadas fueron particularmente altas cuando la chica les ordenó que se quitaran la ropa antes de que pillaran una pulmonía. O quizá una mañana de sol en la playa durante sus últimas vacaciones de verano en la UA, con los dos espanzurrados en sus respectivas hamacas, debajo de una sombrilla y con gafas de sol. Era cerca de mediodía, y calor era casi insoportable, ni siquiera tocar el lado derecho de Todoroki lo aliviaba. En un momento dado, Bakugou se puso en pie y fue a comprar un par de refrescos bien fríos al bar de la playa. La lata de Coca Cola fue como un oasis para los chicos, en especial para el rubio, que comenzaba a apestar a nitroglicerina.

También estaba el sábado que amanecieron con nieve. Era diciembre, habían dormido juntos en la cama de Katsuki, y la emoción podía leerse en los ojos de Shouto. La gente tendía a pensar que el chico era muy poco expresivo, sin embargo, ignoraban la gran cantidad rostros distintos que tenía y que solo mostraba a su novio. Aquel día Bakugou tuvo el placer de ver la sonrisa más bonita del mundo, allí, bajo el frío, mientras hacían un muñeco de nieve. A Todoroki le encantaban los días nevados, decía que le recordaban a su madre, y no había nada ni nadie que quisiera más que a Rei. Por el contrario, detestaba las tormentas. De pequeño tenía miedo de los truenos y los relámpagos, y había terminado asociándolos con su padre. Siempre intentaba disimularlo, que nadie se diera cuenta del escalofrío que le recorría la columna vertebral cuando había tormenta, hasta que dejó de intentarlo con Bakugou. El rubio pronto comprendió el desasosiego que le producían las tormentas al chico, y aprendió a distraerlo con una dulzura muy poco propia de él. Un beso, una caricia, un suspiro tierno, y una palabra de amor. Y aun así, seguían sin gustarle las tormentas.

No obstante, quizá su memoria más preciada tenía lugar una tarde nublada. Había indicios de que llovería durante la noche, y habían cogido un paraguas plegable por si acaso. Era una cita, no la primera y tampoco la última, pero la más especial de todas. A pesar se ser primavera, el tiempo se había quedado frío, y Todoroki se había apropiado de una de las sudaderas preferidas de Bakugou sin siquiera preguntarle. Paseaban por la calle comercial de la ciudad, mirando los escaparates mientras comían unos crepes recién hechos. Fue algo casual, casi podría haber pasado desapercibido, Katsuki lo dejó caer como si no fuera una de las decisiones más importantes de su vida, como si no llevara meses dándole vueltas y considerando posibles escenarios. Quería que se mudaran juntos al finalizar sus estudios en la UA. Shouto respondió que sí justo cuando cayó la primera gota de agua sobre su nariz. Sonrieron y cerraron el álbum de fotografías, alguien les estaba reclamando un paseo. Katsuki cogió en brazos al cachorro de pastor alemán y le dio un par de besos en la cabeza antes de colocarle la correa. Shouto no pudo evitar sacar su teléfono e inmortalizar el momento. Él no lo acompañaría en el paseo, llevaba todo el día un poco mareado y prefería quedarse en casa.

  -Ten cuidado -le dijo-, hoy hay mucha niebla y es probable que llueva.

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