Día 15. Travel/Pets

461 68 0
                                    

Era la primera vez que Bakugou y Todoroki se iban juntos de viaje. Llevaban solo unos meses compartiendo piso y trabajando como héroes profesionales, pero ya se habían acostumbrado por completo a su nueva vida. Quizá por ello tener unas vacaciones de repente les resultaba tan extraño, porque era como una ruptura de su agradable rutina, y no sabían muy bien qué hacer. Bakugou quería quedarse en casa y continuar como siempre: levantándose temprano, sacando a pasear al perro, haciendo un poco de ejercicio, y siendo doméstico con su novio. Sin embargo, Todoroki se había empeñado en aprovechar esos días yendo a alguna parte. Al rubio no le convencía mucho la idea al principio, pero en cuanto rebuscaron un poco y encontraron un hotel no muy caro en Okinawa que aceptaba mascotas, fue incapaz de negarse. El viaje en avión fue toda una experiencia. Su cachorro de pastor alemán, Llama, se encontraba muy inquieto, y ladraba a todo el que se le pusiese por delante. Katsuki tuvo que cogerlo en brazos y mecerlo para que se tranquilizara, como si fuese un bebé (sobra decir que Shouto aprovechó para inmortalizar la tierna escena con su teléfono móvil). Y por si aquello no había sido lo bastante agotador, les tocaron unos asientos en el avión justo delante de un crío que no dejaba de llorar. Shouto intentó distraerlo con su quirk un par de veces, pero el niño no le hizo el menor caso. Tuvo auténtico pavor de que el rubio hiciera explotar el avión entero.

Por suerte para todos los pasajeros, el vuelo arribó a su destino antes de que el medidor de furia del héroe llegara al límite, lo cual no dejaba de ser un milagro. Hacía muy buen tiempo en Okinawa, con calor, aunque no del tipo sofocante y pegajoso que inundaba el país cada verano. Era muy agradable, daban ganas de ponerse las gafas de sol y salir a pasear, que fue justo lo que Bakugou y Todoroki hicieron nada más dejar su ligero equipaje en la habitación del hotel que habían reservado. Le pusieron la correa a Llama y fueron a caminar por la playa, los dos con pantalones cortos y camisas hawaianas horteras a juego cortesía de su querida amiga Camie. Al cabo de un rato, les entró sed, así que decidieron comprar unos helados en un pequeño kiosko de aspecto tradicional que había cerca de la costa. Por la noche, dejaron a su cachorro en el dormitorio, agotado tras un día de emociones intensas y experiencias desconocidas, y fueron juntos a darse un baño al mar, ellos solos, sin nadie más alrededor, libres de hacer lo que quisieran. Al día siguiente se despertaron más tarde de lo habitual, y pidieron tortitas al servicio de habitaciones porque Shouto no quería levantarse de la cama bajo ninguna circunstancia. Katsuki solía regañarlo de mala manera, sin embargo, en esa ocasión se lo permitió y repartió dulces besos por todo su adormilado rostro. Por la tarde repitieron la rutina del día anterior, y de noche salieron a conocer el lado fiestero de Okinawa. Así pasaron sus vacaciones, jugando en la playa, paseando con su perro, y descubriendo la vida nocturna de la isla. Fue un primer viaje juntos memorable, sobre todo la vuelta a casa, en la que Bakugou tuvo en el asiento de atrás a una niña que no dejaba de golpear el asiento delantero con los pies cada vez que tenía una rabieta, y debió de tener unas siete.

TodoBaku MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora