Día 19. Firsts

443 61 0
                                    

Si algo se sabía en Japón por conocimiento general era que nunca, jamás, bajo ningún concepto, debías llevar a alguien a Disneylandia para una primera cita. Las tediosas filas de espera para subir en las atracciones terminaban por dejar a las parejas sin temas de conversación interesantes, y ambos solían acabar revisando sus redes sociales en el móvil sin siquiera mirarse o cruzar palabra. Además, nada aseguraba que fueran a subirse juntos, pues cualquier error, por nimio que fuese, podría provocar que se separasen y les tocase sentarse con completos desconocidos. Por no mencionar el dolor de pies, los precios desorbitados de los puestos de comida, y la tienda de regalos que hacía más daño a la cartera que una inspección de Hacienda. Sin embargo, por algún motivo, Bakugou desconocía toda esta información, y se llevó a Todoroki a Disneylandia para su primera cita. El mayor problema, como era evidente, sería sobrellevar la comunicación con el rubio, ya que poseía poca paciencia y una capacidad pulmonar para gritar que ya quisieran muchos cantantes de ópera.

Al principio, sorprendentemente, todo fue bien. Subieron en un par de atracciones no muy extremas, y aunque las colas avanzaron un poco lentas, consiguieron mantenerse entretenidos con charlas agradables sobre héroes profesionales, sus rutinas de entrenamiento, y el seguimiento de las clases. Lo peliagudo llegó cuando quisieron ir a una montaña rusa que se encontraba en el otro extremo del parque. Katsuki llevaba el mapa e iba guiando. No era tan difícil, solo tenían que atravesar la zona de Alicia en el País de las Maravillas para atajar, y estarían allí en un abrir y cerrar de ojos. O eso creían ellos. De algún modo, el atajo les llevó a un área distinta y alejada de su objetivo. Shouto intentó tranquilizar a Katsuki, pero se le empezaba a agotar la paciencia y rompió el mapa, asegurando no necesitarlo para llegar a la montaña rusa. Después de varias horas caminando, los pies les comenzaron a doler, y tuvieron que sentarse en un banco. No sabían cómo, pero se encontraban en la zona de las princesas Disney.

  -¡Diez minutos y seguimos buscando!

  -Bakugou, ¿no puedes calmarte? -bufó Todoroki-. Descansemos y tomemos algo, ahí hay un carrito de churros.

  -¡¿Acaso te estás rindiendo?!

  -Yo solo quiero comer un poco, me muero de hambre, ¿tú no? Llevamos toda la tarde de aquí para allá, estoy agotado.

  -Eres un debilucho -replicó el rubio-, así no se vence a ningún villano.

  -Y no siendo capaz de leer un mapa tampoco.

  -¿Cómo dices, bastardo?

  -Yo solo quería tener una cita contigo como personas normales, pero siempre tienes que hacer las cosas más difíciles con tu carácter de mierda. -Shouto se cruzó de brazos y apartó la mirada-. Cuando me dijiste de venir, me emocioné. Es la primera vez que vengo a un parque de atracciones.

  -¿Eh? ¿Nunca has venido con tu familia? ¿Ni siquiera de pequeño?

  -Mi familia... es complicada, ya lo sabes. Mi padre no iba a traernos, para él no éramos más que herramientas, y mi madre no se encontraba en un estado psicólogo óptimo para este tipo de cosas. -Katsuki posó su mano sobre la de Shouto, haciéndolo girar el rostro con sorpresa.

  -¿Cuántos churros quieres?

El chico sonrió. Tal vez el problema no fuera de Disneylandia en sí, sino de las parejas. Si las dos personas ponían de su parte, cualquier cita desastrosa tenía salvación, ¿no?

TodoBaku MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora