Día 16. Quirk/body swap

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Aquel villano no tendría que estar durando tanto a dos héroes profesionales como ellos. Su técnica era mediocre, su carácter parecía sacado de un cómic cutre de los noventa, y ni siquiera había dado señales de saber controlar su quirk. Sin embargo, por algún motivo, Bakugou y Todoroki no lograban reducirlo. Se había desatado un caos inicial que los había forzado a concentrar la mayor parte de sus esfuerzos en poner a salvo a la gente que se encontraba en la zona. De hecho, ellos no estaban de servicio, ese era su día libre, por lo que habían tenido que llevar a un lugar seguro a su propio perro, con el cual daban un agradable paseo. Si por ellos fuera, se habrían quedado al margen de la situación, pero no había más héroes profesionales en el área y se vieron obligados a actuar, aunque no contaran con el apoyo de sus trajes y accesorios. Tal vez esa desventaja estuviese relacionada con el hecho de que el villano se les resistía, al fin y al cabo, Bakugou debía reducir mucho la efectividad de sus ataques cuando no llevaba puestas las granadas para minimizar el poder destructivo. Y entonces, oh, entonces pasó, el villano activó su quirk. Un repentino resplandor los cegó, y ambos perdieron la consciencia, cayendo desmayados.

Todoroki fue el primero en abrir los ojos. Estaba tirado en el asfalto, y le dolía el brazo. No recordaba habérselo herido durante la batalla. Al menos, no le dolía la cabeza, lo cual era una buena noticia, ya que significaba que no tenía una contusión. Se levantó como pudo, se sentía más pesado que de costumbre, y trató activar su quirk, pero fue incapaz. Probó a lanzar fuego y nada, intentó usar su hielo y tampoco nada. En ese momento, se dio cuenta de que aquellas no eran sus manos. Esas eran más grandes, cubiertas de callos a causa de los duros entrenamientos. Miró hacia ambos lados, y pudo vislumbrar a Bakugou, todavía inconsciente a causa del ataque del villano. Bueno, o suponía que se trataba de Bakugou, porque en realidad a quien veía era a sí mismo. Fue hasta él, esquivando a duras penas los golpes de su contrincante, y lo despertó de mala manera.

  -¿Qué cojones? ¿Acaso he muerto?

  -No, Katsuki, no has muerto. Vamos, joder, ponte en pie, tenemos que correr.

  -¿Shouto?

  -Sí.

  -Vale, lo he entendido, no hace falta escapar a ningún lado como cobardes -aseguró Bakugou, levantándose sin problemas-. Vaya, me siento muy ligero, y el dolor del brazo se ha ido.

  -Espera, espera, ¿qué has entendido?

  -Es el quirk de ese capullo, ¿no? Nos ha cambiado los cuerpos. Esto va a ser divertido, siempre he querido saber cómo funciona tu quirk.

  -Katsuki, esto no es un juego, no sabemos utilizar el quirk del otro.

  -¿Ah, no? -preguntó el rubio (aunque ahora mismo no era rubio), creando una fuerte llamarada a su izquierda y rodeándose de un aire gélido a su derecho.

  -Perdona, había olvidado que eres un genio natural. Por favor, acaba con esto tu solo, yo voy a destruir tu imagen de tipo duro frente a las cámaras y a intentar no activar tu quirk por accidente.

Y el plan debió parecerle bien, ya que arremetió contra el villano para acabar con él sin ayuda. Quién diría que no llevaba toda la vida manejando hielo y fuego a placer.

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