Día 5. Mythology AU

711 101 10
                                    

El dios del Inframundo buscaba amante, o eso decían los rumores. Shouto nunca había sido conocido por sus escarceos amorosos ni decenas de hijos ilegítimos, por lo que pronto se extendió la habladuría por todo el Olimpo. Su hermano Touya en seguida fue a preguntarle. Shouto no salía mucho del Inframundo, así que tuvo que bajar hasta allí. Sin embargo, el dios no se mostró colaborador, y le sugirió de una manera muy poco amable que regresase al Olimpo junto con Keigo, el príncipe humano a quien había dado la inmortalidad en un impulsivo acto de pasión. Ante esto, Natsuo, dios de los mares y hermano mediano, quiso probar suerte. Si bien con él Shouto pareció abrirse un poco más y confesó sentirse solo en unos dominios tan vastos, tan hostiles y tan fríos, no consiguió sonsacarle más información. Ahí fue cuando entró Fuyumi, diosa de la familia y única hermana de las tres divinidades. A ella sí se lo contó, le habló del hermoso hijo de la diosa de la tierra, y de cómo había cautivado su corazón con su belleza pese a su pésimo carácter. Pidió a Fuyumi que no lo compartiera con Natsuo y Touya, y ella no rompió su palabra, aunque tenía que admitir que se había quedado preocupada por su hermano. Era muy solitario, no podía decirse que poseyera habilidades sociales, no estaba muy segura de cómo se las apañaría para seducir a semejante muchacho, pero no esperaba nada bueno, quizá ese fue el motivo por el cual no se sorprendió cuando se enteró de que lo había secuestrado. Pensó en Touya y Keigo casi por instinto, algunas cosas debían aprenderse de malos ejemplos, qué se le iba a hacer.

Mientras tanto, en el Inframundo, en una sala con una gran mesa a rebosar de deliciosa comida, las cosas no parecían estar funcionando muy bien...

  -Pero ¿a ti qué cojones te pasa, idiota mitad y mitad? -vociferó Katsuki, arrojándole a Shouto un racimo de uvas que esquivó sin problemas-. ¡Llévame de vuelta ahora mismo!

  -No, quiero que vivas aquí.

  -¡No me toques los huevos, bastardo! ¡Mi madre entristecerá si no estoy con ella, y se puede liar bien parda ahí arriba! ¡Los humanos pueden quedarse sin cosechas!

  -No es mi problema -sentenció la deidad-, ni el tuyo a partir de este momento. Ahora perteneces aquí.

  -Y una mierda, pedazo de imbécil. ¿Has visto este sitio? Es deprimente, ni muerto me quedo aquí.

  -Bueno, si estuvieras muerto, no tendrías otra opción. Y tampoco es como si no hubiera gente viva por obligación.

  -¿Hay gente viva aquí abajo?

  -Sí, alguno que otro, necios que trataron de arrebatarme el trono, el casco que me regalaron los cíclopes, o incluso a mi perro.

  -¿Tu perro es ese chucho gigante de tres cabezas que tienes a la puerta?

  -¿Algún problema? -inquirió Shouto, comiendo un grano de granada-. Se llama Cerbero, y es muy buen chico, no lo cambiaría por nada.

  -Ya, claro -bufó Katsuki, cruzándose de brazos-. Es... ¿Es cierto que los titanes están aquí también?

  -Perdona, ¿cómo dices?

  -Mi madre me lo contó, que hace milenios os enfrentásteis a los titanes y los encerrásteis en el Tártaro, de donde tú eres guardián. ¿Es verdad? ¿Luchaste contra tu propio padre y lo encerraste?

  -Mi padre era un monstruo que devoraba a sus hijos recién nacidos. Si me preguntas, podríamos haber hecho más, su castigo nunca será suficiente.

  -¿Más? ¿Acaso te habría gustado matarlo?

  -A lo mejor, ¿qué tiene de malo?

  -Solo los débiles matan -aseguró Katsuki, alzando la barbilla de forma altiva-, creía que tú no eras un debilucho de esos.

  -Soy dios de los muertos, convivo con la muerte y los asesinos. No sabes de lo que estás hablando, te lo aseguro.

  -Si me lo demuestras, te creeré.

  -Come un grano de granada, y te lo demostraré -replicó Shouto, extendiendo la pieza de fruta a medio comer hacia el rubio.

TodoBaku MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora