→10 años←
Sky y Nicole no dejaban de fastidiarme. De un día para otro les había entrado en la cabeza la odiosa idea del primer beso. Era repugnante, yo seguía creyendo que eso era sólo un método para traspasarse baba.
Sky nos había confesado que un chico de la escuela le pidió un beso y que ella se lo había dado. A la semana llegó Nicole diciendo que consiguió que un niño la besara. Y ahora esperaban mi turno.
Mis labios estaban sellados, no besaría a nadie. No estaba dispuesto a correr ese riesgo, podría contagiarme alguna enfermedad, besarse era muy peligroso.
—Vamos, no tiene nada de malo. Es la mejor sensación del mundo, son como miles de mariposas en tu estómago... —argumentó Nicole mientras comíamos helado en la terraza de mi casa.
—Y además te tiemblan las rodillas... es tan romántico —siguió Sky y ambas suspiraron a la vez. Yo resoplé y me llevé una gran cucharada de helado a la boca.
—No, gracias. Paso. Y aunque quisiera, jamás lograría que alguien me besara, soy Alexa la deserebrada, Alexa la torpe, Alexa la inútil... —podría seguir nombrando los apodos que me ponían mis compañeros, pero no quería amargarme la tarde recordando lo cruel que podían ser los niños. Luna me decía que no les prestara atención, que nuestro padre era el jefe del de ellos y que si me apetecía podía hacer lo que quisiera. Luna se estaba transformando en una chica malvada con el correr de los años.
—Bueno, entonces con un niño que no vaya a nuestra escuela —me dijo Sky y algo se encendió en su mirada. Noté que Nicole estaba con el mismo rostro cómplice, se miraron y sonrieron.
—Y que esté cerca, que te conozca y que se muera por ti. ¿Se te ocurre alguien Sky? —preguntó Nicole. Me estaban asustando, sonreían de una manera amenazadora.
—Sea quién sea, no lo haré. Sólo tengo diez años, quiero vivir mi infancia sin enredos amorosos.
—¡Alexa, es normal! —exclamó Nicole. Que testarudas eran mis amigas.
—¡No lo haré! —les grité—. No besaré a nadie.
—Bien, si esa es tu decisión —Nicole se cruzó de brazos y miró de soslayo a Sky, quien hizo lo mismo y se pusieron de pie—. No beses a nadie, no te podemos obligar. Pero... nunca mencionaste algo sobre si un niño te besara.
—¡No, no, no, no! —les espeté.
Las corrí de mi casa y les dije con seriedad que me hablaran cuando pensaran racionalmente.A la mañana siguiente, me encontré en el desayuno con Joaco. Desde que se cambió de escuela se había vuelto más esquivo. Intenté hablarle y decirle que haría sufrir a Lula, pero él parecía estar en otro mundo, así que desistí y en semanas las cosas quedaron como antes.
Saludé a Eliza, que me preparaba un tazón con cereales y pan tostado, y le dediqué una fría mirada a Joaco como unos buenos días. Sin embargo, a diferencia de los otros días, él no se levantó de su silla y dejó su comida a medio terminar, sino que se quedó allí con la mirada perdida observando su cuchara.
—Alexa, quiero hablar contigo —me dijo de repente. Eliza nos miró y sonrió.—Le llevaré el desayuno a tu madre, Alexa—tomó una bandeja con una taza de café y unos pastelitos de fresas y salió, dejándonos solos.
—¿Qué quieres?
Él se acomodó en su silla y presencié algo que nunca esperé por parte de él: inseguridad.
Abrí la boca como tonta, Joaco el niño listo de todos los tiempos estaba nervioso. No pude evitar reírme.
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Marry Me- Seven Kayne
Hayran KurguAdaptación -𝐘 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐢ñ𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬, 𝐉𝐨𝐚𝐜𝐨- 𝐝𝐢𝐣𝐨 𝐦𝐢 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞, 𝐫𝐚𝐝𝐢𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐬𝐮 𝐭𝐫𝐚𝐣𝐞 𝐧𝐞𝐠𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐟𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐨𝐜𝐚𝐬𝐢ó𝐧...