❝Estamos del otro lado, la pantalla somos nosotros y nosotros somos la televisión. Reza por las astillas, reza por tu miedo, reza por tu vida que fue solo un sueño... Reza porque el hombre que amaste es el monstruo al que le temes❞
═.✵.══════════ You're deader than ever And falling for forever I'm playing head games with you Got you where I want you I got you, I got you I got you where I want you now
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➳the blackest day - lana del rey
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London, April 1976
Entre sus brazos sostenía a su novia, desnuda sobre el colchón, abrazada a su cintura, entrelazada entre las sábanas y las piernas, mientras a su vez dormía con placidez. Caso contrario al de él, que desde los dos días restantes que volvieron de New Orleans no había podido dormir más de una hora por día.
Esa misma mañana había comprado un ramo de margaritas —a sugerencia de Aida— para dejar sobre la tumba de Walkiria y luego se acercó hasta el hogar de la difunta chica para dar sus sentidas condolencias. A pesar de sentirse sumamente responsable de su muerte era consciente de que él no la había lastimado en absoluto, ni mucho menos asesinado. Y a su vez necesitaba despedirse como se debía de ella.
Después de abandonar la casa de Walkiria pasó por la vivienda de Chloe para ir a cenar fuera con Aida, y allí estaba ahora; acostado junto a ella, admirándola quizás el poco tiempo que tenía para hacerlo.
Luego de su charla con Jim volvió a la habitación de Aida, viendo a su nuevo cómplice entrar en la habitación de Freddie. Esa noche no durmió por el resto del día y su novia no había tardado en deducir que algo andaba mal.
—¿Qué sucede? —había preguntado en cuanto se sentó junto a él.
La había estado observando todo el viaje en el bus, yendo y viniendo de un asiento a otro, riendo y hablando con los demás, parecía feliz. Y honestamente no quería desanimarla con todos los pensamientos negativos que merodeaban en su cabeza.
—¿Puedes quedarte conmigo hasta que lleguemos a casa? —respondió con simpleza.
Ella, sin decir ni una sola palabra más se acurrucó a su lado y como él lo había pedido se quedó abrazada a Roger hasta que llegaron a Londres.
Pero ambos sabían que en algún momento la situación se sobrecargaría, los pensamientos se volverían más acosadores y las dudas e intrigas iban a explotar de alguna manera.
